Inconformista por naturaleza, y aunque conocer personas nuevas para mí no es ningún problema, siempre estoy intentando conocer alguien más. Tengo una increíble sed, y una profunda y constante curiosidad por conocer alguna persona más; sobre todo si aparenta ser de cultura muy diferente a la mía. Esas son el tipo de personas que más me atraen para interactuar, como para aprender un poco más y algo nuevo; y a ellos me acerco de a poco buscando el modo menos invasivo para que no se sientan acechados.
Generalmente, suelo cruzarme con personas de todas partes del mundo por las calles de Buzios, y aunque no soy un loco que se pone a charlar con todos los que se me cruzan, tampoco ando tan lejos. Esta experiencia que para mí es relativamente nueva -en mi ciudad donde vivía, Paraná, cruzarte con un extranjero no era tan cotidiano al menos que trabajaras en un algún hotel o hostel- yo trato de aprovecharla al máximo para tender redes de contactos y de amistades.
Así, he implementado una técnica para conocer personas que no me falla nunca. La técnica es la siguiente: cuando veo personas que sacan fotos a paisajes, a sí mismas y están solas -las muy de moda selfies- o parejas que se sacan fotos entre sí -quedando el otro fuera de la toma-, o familias enteras; me acerco muy gentilmente y les ofrezco retratarlos yo con su cámara así salen bien todos, de cuerpo entero y de paso les hago un par de tomas más artísticas, con los hermosos paisajes que Buzios ofrece de fondo. Todo al mismo precio: una sonrisa, buena onda y unos minutos de charla y que me cuenten de sus ciudades, costumbres, comidas, etc! No pido más nada! Y así, de este modo, en algunas circunstancias, luego nos ponemos a charlar surgiendo, en muchas ocasiones, lazos y relaciones muy simpáticas que trascienden ese momento.
Esta tarde no fue la excepción y salí a recorrer las hermosas costas de Buzios con unos amigos argentinos, a la vez que disfrutaba del paseo con mi nuevo vehículo: una bicicleta bastante baqueteada con la que ahora me paseo por todas partes y que me dejó de regalo Mauro, un gran amigo que me hice aquí y que ya se volvió a Argentina.
La hermosa bicicleta que me dejó de regalo Mauro a su vuelta para Argentina. Gracias Mauro!
Caminábamos por la Orla Bardot, un paseo costero, con vista al mar, a las islas y a las playas céntricas de Buzios y de repente vi a una pareja cuyos integrantes se estaban fotografiando entre sí y, como no podía ser de otro modo, me acerqué en bicicleta y les ofrecí retratarlos; a lo que accedieron, como la mayoría de las veces ocurre.
Tenían rasgos orientales o indios e imaginé que serían de Japón, China o Taiwán. El nombre de él era Akhan, y el de ella Beksat; y grata y muy grande fue mi sorpresa cuando me contaron que eran de un país que -sabía que existía pero que- nunca imaginé conocer alguien de tan lejano lugar: Uzbekistán. Otra vez me equivoqué de país de procedencia.
Comenzaron a posar para la foto siguiendo mis instrucciones. Estaban muy animados y contentos de jugar por un momento a tener un fotógrafo exclusivo de lo que yo supuse que era "un romántico viaje". Así que yo también en esos momentos me pongo en el papel de fotógrafo de tapa de revista y comienzo con mis señales, órdenes, y sugerencias.
Desde Uzbekistán para Buzios Bekzat y Akhan
Bekzat y Akhan estuvieron en la Orla Bardot, Buzios
Así, comencé a sacarles un par de fotos, de frente, de espalda, de perfil, sentados, mirando el mar, de la mano y cuando estaba por ponerle un poco de romanticismo a la escena -porque vi que no había mucho contacto- les pedí que se dieran la mano para luego pedirles que se dieran un beso. Akhan me dice sonriendo:
-She's my sister! (ella es mi hermana!)
-(.....!!!!!!) sonreí tímidamente con la sensación interna de que me trague la tierra...pero no dije nada, me escondí cobardemente detrás de la cámara y el tiempo no pasaba más, hasta que Bekzat, la hermana, agregó sonriendo también...
-He's my brother, (él es mi hermano!), y se tentó de risa....
-(.....!!!!!!) sonreí otra vez y ya no quería que me trague la tierra, quería desaparecer literalmente; pero respondí simpático...
-Ahh, no problem! It's just to have a great memory of your journey in Buzios to show to your parents! (No hay problema, es sólo para que guarden un gran recuerdo de su viaje por Buzios y le muestren a sus padres!).
Faltó que me digan que no tenían padres o algo por el estilo y ahí sí, me arrojaba al mar. Pero no. Riéronse los dos, cómplices de mi metida de pata. Reí yo también, convenciéndome que todo pareció natural y no me dio vergüenza equivocarme de esa manera. Y finalmente me hicieron caso, se dieron la mano, y saqué una hermosa foto. Para que guarden un gran recuerdo de su viaje por Buzios y le muestren a sus padres... de cuando un argentino los confundió con marido y mujer recién casados.
Akhan y Bekzat no paraban de sonreír luego de mi metida de pata.
Nos causó tanta gracia la situación -a mí más vergüenza en realidad- que después de la sesión de fotos nos quedamos charlando y pegamos muy buena onda y fue ahí donde los conocí un poco más y me aclararon el panorama. Claro que también aprovechamos el momento y nos sacamos una foto para retratarnos los tres juntos y reírnos de nosotros mismos. Algo que he aprendido últimamente a hacer más seguido, reírme de mí mísmo!
Uzbekistán y Argentina en Buzios.
Riámosnos de mí!!!
Akhan y Bekzat: linda y simpática la gente de Uzbekistán. Un placer conocerlos!