Son numerosos los monasterios y ermitas que jalonan este paraíso dado que la armonía, la majestuosidad y la naturaleza de este entorno fue lugar elegido por monjes y eremitas en la Edad Media para establecer diferentes congregaciones. El paisaje resulta de la simbiosis eterna de la naturaleza y la espiritualidad que hace que las alteraciones del entorno natural por parte del hombre hayan engrandecido la importancia cultural de este fantástico lugar. Sin duda alguna, los viñedos que jalonan las laderas del cañón del Sil tienen una gran importancia en el desarrollo económico de la comarca dando lugar a una actividad conocida como viticultura heroica debido en parte a la complejidad en el manejo de un terreno con un desnivel muy acusado. Resulta asombroso durante el otoño contemplar las líneas que dibujan los viñedos en tonalidades rojas y amarillas recorriendo los socalcos, bancales aterrazados compuestos por muretes de piedra en los que se asientan las viñas. Estos caldos conocidos como el oro del Sil, alcanzan una gran calidad gracias al microclima que se forma en su entorno favoreciendo una correcta maduración de la uva y llevándolo incluso ha ser reclamo de diferentes emperadores durante la ocupación romana. Antiguas infraestructuras como los molinos de xábrega o los icónicos hórreos que jalonan las pequeñas aldeas son ejemplos de la importancia de la agricultura en estos lares.
Gran parte de este entorno natural se encuentra catalogado como Lugar de Importancia Comunitaria y esta incluido en la lista Red Natura 2000 por la Unión Europea. En este paraíso emergen jabalís, corzos y zorros en sus bosques más profundos; en las paredes del cañón son numerosas las aves rapaces que encuentran cobijo predominando el ratonero común y el milano negro; en las aguas del Sil son frecuentes las nutrias, cuyo carácter huidizo queda retraído por la dificultad de acceso a las mismas y su buen estado de conservación. En cuanto a la vegetación cabe destacar la presencia de especies mediterráneas como olivos, madroños o incluso naranjos favorecidos por el microclima que se establece en las laderas del propio cañón. En las zonas de interior, alejadas del río aparecen masas boscosas típicas de la región, compuestas por castaños y robles acompañados de arbustos como el avellano, el tojo o el brezo.
Resulta espectacular contemplar entornos como el de la localidad de Los Peares, espacio en el que convergen el río Sil y el Miño, los puentes y la presa hacen de este lugar mágico un paisaje de fotografía. Otros entornos espectaculares son la asombrosa pasarela del río Mao; la imperial localidad de Monforte de Lemos; la espectacular panorámica que ofrecen los balcones de Madrid en Parada de Sil; el impresionante monasterio, ahora parador nacional, de San Esteban de Ribas de Silo las proximidades del magistral monasterio de SanPedro de Rocas en Esgos. Para disfrutar de este lugar existen diferentes alternativas como, por ejemplo, recorrer en coche las pequeñas carreteras que unen las numerosas aldeas que componen los concejos de la ribera sacra disfrutando detenidamente de sus gentes, costumbres y las espectaculares vistas que ofrecen los incontables miradores perfectamente habilitados para ello. También es posible realizar un crucero por las aguas del Sil en catamarán, así como andar y hacer trekking por los numerosos senderos que recorren los rincones más espectaculares de este espacio natural. La época de visita más recomendable es el Otoño donde además de encontrar un paisaje grandioso, se celebra en un gran número de poblaciones El Magosto, fiesta popular que coincide con la recogida de la castaña. Sin duda alguna el patrimonio artístico es un aliado de este paisaje donde sus excelentes vinos, licores y su espectacular cocina tradicional sin complejas elaboraciones pero tan natural y acogedora como su entorno invitan a perderse en esta tierra sagrada.
Texto: José Ángel Macho Barragués. Ingeniero Agrónomo.
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