Revista Decoración
Hace más de 30 años Ricardo Bofill se enamoró de una fábrica de cemento de principios de siglo, en desuso, y decidió transformarla en su vivienda-taller. Un inmenso espacio abierto donde este arquitecto crea en completa libertad.
El proceso de remodelación duró dos años. La fábrica, por aquel entonces abandonada, era una suma de elementos surrealistas: escaleras que subían a ninguna parte, potentes estructuras de hormigón armado que no sostenían nada, trozos de hierro suspendidos en el vacío, espacios desiertos llenos de magia.
Más info en: ricardobofill.com.
Esta es una de las imágenes de la obra, me parece algo espectacular.
Lo descubrí hace poco y me pareció algo tan singular, que he querido compartirlo con vosotr@s.
¿Conocíais este proyecto? ¿qué os parece?