Llega a Acre en junio de 1191 retomándola para los cristianos, mostrando sangre fría frente a los sometidos musulmanes. Saladino sale a su encuentro y en la batalla de Arsuf Ricardo lo derrota. La paz no llegó y pronto medio oriente se convirtió en un escenario de traiciones, intrigas, jugarretas y confabulaciones políticas. Felipe de Francia había partido y Ricardo sólo en su lucha, vio como se perdió Jaffa en julio de 1192, empero, haciendo esfuerzos denodados consigue derrotar nuevamente a Saladino, lo cual esta vez sí los lleva a un paz firmada el 2 de septiembre del 1192.
Si bien Jerusalén no se recuperó, sí se convirtió en una ciudad abierta, donde los cristianos y musulmanes tendrían libre acceso y se pactó una tregua de unos tres años aproximados. Ricardo, abandonado por todos, había demostrado que Saladino no era invencible y se marchó de Tierra Santa luego de una buena campaña que duró 16 meses. Quizá, lo único criticable fue el por qué no exigió la devolución de Jerusalén, si su posición era ventajosa.
Retorno y muerte
El 9 de octubre del año 1192 Ricardo inicia su camino e intento de regresar a Inglaterra, sin embargo lo hizo de un modo muy particular y por una ruta distinta. Debido a su crueldad, Ricardo se encontró con su pasado, cuando Leopoldo V de Austria, lo capturó dentro de su territorio y lo hizo prisionero debido a que tiempo anets había asesinado a Conrado de Montferrat. Leopoldo lo trasladó como prisionero frente a Enrique VI de Alemania quién lo hizo también cautivo. En Inglaterra el hermano de Ricardo, Juan, estaba favorecido por Felipe II de Francia y Ricardo se sintió abandonado.
Finalmente, su madre Leonor de Aquitania es la única que logra pagar el rescate y liberarlo. Cuando Ricardo regresó a Inglaterra encontró a su hermano usurpador, Juan, aunque finamente lo perdonó y arremetió con todas sus fuerzas contra Felipe II de Francia. Hizo algunas alianzas con el conde de Boloña y Sancho VI de Navarra para que ataquen a Francia. Felipe huyó y la guerra se prolongó muchos años. Mientras se hallaban en Lemosin luchando contra el vizconde Aimar V de Limoges, llegó a tomar el castillo de Chalus-Chabrol. Pero un día, 25 de marzo de 1199, mientras se hallaba paseando por el castillo, una flecha proveniente de tiradores que practicaban, lo hirió en el hombro.
La curación fue muy perjudicial para su salud y finalmente captó gangrena. Así empezaron días de una agonía terrible, en la cual la salud del rey decreció desde el primer momento; esto más que todo se debió a la mala curación que se le hizo, y que prácticamente le destrozó no sólo el hombro, donde había caído la flecha, sino también todo el brazo. Antes de morir el 6 de abril de 1199 perdonó al “niño” que lo había herido.
Al parecer el joven le dijo al rey que había aprovechado la ocasión de dispararle al verle sin su cota de malla, pues Ricardo tiempo atrás había mandado a exterminar a la familia del infante. Quizá para entrar al reino de los cielos, y consciente de toda la clase de maldades que cometió en vida contra millares de inocentes, Ricardo decidió indultarlo para morir en paz y sin rencores. Sólo así, podría unirse al reino de los cielos. El que a hierro mata, a hierro muere.
Escrito por: Joaquín Toledo, especialista en historia del mundo, historia antigua y con amplia experiencia en investigaciones sobre conflictos bélicos.