Secretaría de Cultura en Nayarit
César Ricardo Luque Santana
A iniciativa del gobernador Ney González, la Cámara de Diputados del Estado de Nayarit aprobó por unanimidad la creación de la Secretaría de Cultura, hecho en sí mismo encomiable porque presupone mayores recursos para la promoción de la cultura, esperando que esto no se traduzca en mayor burocracia sino en más y mejores actividades que eleven espiritualmente a los nayaritas.
No es desconocido que la cultura ha sido habitualmente vista con desdén por el poder público dándole un trato marginal y hasta despectivo como en aquella anécdota homofóbica del entonces gobernador Rigoberto Ochoa Zaragoza (1993-1999), por lo que los apoyos tangibles en infraestructura y en jerarquía son dignos de consideración a la hora de hacer una valoración sobre los apoyos del gobierno a la cultura.
Por cierto que en la discusión inicial en tribuna, un diputado de una partido de izquierda había objetado la propuesta de elevar la institución cultural del gobierno del estado a rango de secretaría alegando que esta nueva condición requeriría de mayor presupuesto aduciendo que las finanzas públicas están en quiebra. No obstante ello votó a favor.
Ahora bien, lo endeble del argumento anterior revela cierta inercia en un modo de pensar donde la cultura es vista como el patito feo, asunto debería ser superado, no sólo porque desde la izquierda se debe empujar siempre por ampliar la cobertura y calidad de la educación y la cultura, entre otros servicios públicos indispensables, sino porque la exigencia de austeridad y honestidad en los usos de los recursos públicos debe ser extensiva a todas las instancias públicas en todos sus niveles y modalidades sin menoscabo de su eficaz cumplimiento, de donde resulta que hay muchas medidas que se pueden tomar para optimizar los dineros del pueblo, principalmente tapando el boquete de la corrupción que sin duda es el más lacerante para la sociedad.
En anteriores artículos en este mismo espacio, he abordado la problemática presupuestal que aqueja inveteradamente a las instituciones públicas de cultura, lo cual debería de conducir a buscar nuevas formas de aprovechamiento de los recursos disponibles utilizando la capacidad instalada de las diversas instituciones públicas, sociales y privadas a través de alianzas estratégicas, buscando compartir dichos recursos para potenciar sus tareas, es decir, para hacer más y mejores cosas.
Por otro lado, he sostenido que las políticas públicas deben orientarse esencialmente a la creación de públicos para fomentar en la población -principalmente niños y jóvenes- el buen gusto artístico y la afición por la lectura. Esto implica impulsar mediante talleres y otras actividades pertinentes como los círculos de lectura por ejemplo, el aprendizaje de las diversas actividades artísticas, entre otras actividades afines que despierten la imaginación y el placer por el arte y la ciencia.
Finalmente, los motivos por los cuales el gobernador, a un par de meses de dejar el cargo decidió elevar a la cultura de rango, es hasta cierto punto irrelevante, si bien el hecho de que Nayarit será un invitado de honor al Festival Cervantino pudo haber incidido en esa decisión. La valoración objetiva sobre su contribución durante su sexenio a favor de la cultura es una tarea que quienes están inmersos en el ambiente de la cultura deben de realizar, más allá de sus conveniencias personales.