Descrito por Adolfo Marsillach en su libro de memorias (y de desmemorias, añado yo) como “guapito y novio in pectore de Aurora Bautista cuando ésta estudiaba en el Instituto del Teatro y era alumna de Marta Grau”, Ricardo Palmerola era en los años cuarenta uno de los brillantes intérpretes de radio-teatro del mítico cuadro de actores de Radio Barcelona, junto al propio Marsillach, Encarna Sánchez, José María Angelat, Felipe Peña, Dámaso García o Estanis González (de quien algo hablamos aquí mismo, hace algunos meses),entre otros grandes artistas de la voz y la emoción. Nacido en Barcelona en 1921, Ricardo Palmerola falleció el pasado 21 de febrero en su ciudad natal, a los 88 años de edad.
Trazado hertziano
Hijo de la actriz Carme Buxadós Brualla y del crítico teatral Ricardo Palmerola i Claret, el recientemente fallecido actor estudió arte dramático en la Ciudad Condal e inició en 1941 su vida artística en Radio Barcelona, tras superar la prueba a la que le sometió el director del cuadro de actores de la emisora, Armando Blanch.
Como primer actor desde 1942, tuvo como “partenaires”, en sus primeros tiempos en la emisora, a las actrices Maribel Casals y Amelia Nougués. De entre su constante labor en los estudios de la barcelonesa calle Caspe, podemos destacar que el 17 de mayo de 1945, Ricardo Palmerola actuaba en “Canigó”, emisión de Radio Barcelona conmemorativa del centenario de Mosén Cinto Verdaguer, la primera obra completa en catalán que se transmitía a través de las ondas desde el final de la Guerra Civil.Junto a Palmerola, actuaron María Juana Ribas, Josep Maria Angelat y María Morera. Tres años más tarde, en 1948, otro jalón en su carrera lo constituyósu interpretación en “El hombre invisible”, adaptación radiofónica de Antonio Losada del clásico literario debido a H. G. Wells, acompañado en el reparto por el antes citado joven prometedor llamado Adolfo Marsillach, así como por Carmen Illescas, Amelia Nougués e Isidro Sola. Aquel fue el mismo año en el que dio vida a un personaje que adquirió cierta dimensión mítica y una gran popularidad, creaciónde Luig G. de Blain (Luis Gossé Cleyman) que, como comentaremos unas líneas más abajo, llegaría incluso a ser adaptado al medio cinematográfico. Nos referimos a Taxi Key.El programa “¿Es usted un buen detective?” se estrenó en 1948, en Radio Barcelona, con el patrocinio de los Almacenes El Siglo. En él se dramatizaba un caso policíaco protagonizado por el abogado Taxi Key, a quien dio vida a través de las ondas Ricardo Palmerola, hasta que en 1949, al decidirse por emigrar a ultramar, cedió el personaje a su compañero Isidro Sola.
Es la década de los cuarenta un periodo en el que Ricardo Palmerola asume la máxima relevancia como actor radiofónico. Capaz de crear magia con su voz, encandila a la audiencia alcanzando el nivel máximo en la profesión. Su maestría le erige en lo alto de un rango que, en aquellos años proporciona en España la máxima popularidad. Simultanea, por aquel entonces, las ondas con la labor escénica, integrando las compañías de Carlos Lemos y Rafael Rivelles. Cuando Ricardo Palmerola (reputado e insuperable imitador del insigne Enrique Borrás, a quien le hizo personalmente una demostración) abandona España en 1949, rumbo a La Habana (Cuba), una muchedumbre fue a despedirle al puerto de la Ciudad Condal. Sirva el hecho para señalar la relevancia de la que las estrellas radiofónicas disfrutaban en la España de aquellos años.En la capital caribeña, Ricardo Palmerola trabajó en diversos seriales de “La Cadena Azul”, trasladándose después a Puerto Rico, donde actuó tanto en radio, como en televisión y teatro, incorporando, para el medio de la pequeña pantalla, en apariciones seriadas, al personaje de E. W. Hornung, Raffles, el célebre ladrón de guante blanco.De este periodo de su vida data su amistad con el genial violoncelista Pau Casals, residente como él en Puerto Rico, y también su matrimonio con Yolanda Villavicencio. Su estancia en ese país centro americano se extendió (con visitas a España de duración más o menos prolongada, por compromisos profesionales) durante dos décadas, tiempo en el que Ricardo Palmerola se erigió en pionero del doblaje televisivo en español. Suya es la dirección de los doblajes de series míticas de éxito popular desbordante, de los primeros lustros de la televisión emitida en España, tales como Perry Mason (otro abogado, por cierto, después de Taxi Key, en la ruta de Palmerola), Bonanza o Los Intocables.
El regreso definitivo de Ricardo Palmerola a España se produjo en 1971, con motivo de recoger un premio Ondas en reconocimiento a su labor en el campo del doblaje. Instalado en Madrid, el actor recibe una oferta de Jorge Arandes, el jefe de programas de Radio Nacional en la capital, quien le ofreció trasladarse a Barcelona para desempeñar allí el puesto de director del radio teatro de la emisora y su programa estrella “El Teatro Invisible”, que dirigió desde 1974 hasta 1983. Dentro de este periodo, destacan, por su singularidad, su montaje radiofónico del “Tirant lo Blanc”, de Joanot Martorell, que se emitió en la temporada de 1975 a lo largo de 36 capítulos. Su labor al frente del espacio dramático radiofónico en catalán, "A les cinc, novel.la", de Radio Peninsular de Barcelona (denominada en algunas fuentes documentales como Radio 4) le valió en 1976 un segundo Premio Ondas. De su etapa final profesional en la radio data su adaptación de la “Historia de Catalunya” de María Aurelia Capmany en 45 capítulos.Incursiones en el medio cinematográfico
Especialmente vinculada su suerte cinematográfica a la del cineasta catalán Juan Fortuny i Mariné (Barcelona, 1917-2000), con quien colaboró reiteradamente, el Séptimo Arte se muestra poco pródigo en oportunidades para Ricardo Palmerola, cuya presencia, elegante pero algo blanda, no encuentra excesivas ocasiones de lucimiento. Repeinado y apuesto, aunque algo tendente a suavizar sus formas con cierto exceso de peso, Ricardo Palmerola debuta en el cine en un pequeño papel en el film “Despertó su corazón” (1949), uno de los primeros productos de la factoría “Emisora Films”, de su etapa post-Iquino (tras la escandalosa ruptura del director de Valls con su esposa y con su cuñado Ariza, a partir de ese momento al frente en solitario de la productora),dirigido por Jerónimo Mihura y con el protagonismo (habitual en el sello) de Conrado San Martín. Con argumento y guión del joven Julio Coll y del más experimentado Manuel Tamayo, y
montaje de un meritorio llamado a grandes empresas, Antonio Isasi Isasmendi, se trató de una comedia irrelevante sobre el proceso de humanización de un despiadado directivo (José Nieto) quien, tras ser ingresado en un hospital como consecuencia del atentado sufrido a manos de una mujer celosa, ve cómo su empresa es enderezada por un viejo empleado (Alberto Romea) y un joven ingeniero (Conrado San Martín). En el reparto de “Despertó su corazón” destacan actores tan capaces como el antecitado y brillante Alberto Romea, las guapas Margarita Andrey y Mary Delgado y los competentes José Nieto y Rafael Navarro . En el mismo año 1949 se estrenaría una nueva película de la misma productora, nuevamente con Ricardo Palmerola en el reparto, a cargo de otro papel de escasa importancia. Hablamos de “Un hombre de mundo”, recayendo en esta ocasión la dirección del film en su guionista (y uno de los dos autores del libreto del film precedente), Manuel Tamayo, quien adaptaba una novela de Ventura de la Vega de título casi idéntico: “El hombre de mundo”. Con el protagonismo repartido entre Francisco Melgares y Manolo Morán, se trató de otra insignificancia en la que, al menos, destacaba la belleza (algo mundana) de la siempre atractiva Mary Martin. El argumento consistía en la reeducación de Juan (Francisco Melgares), quien recibe en su casa de Sevilla, por la Feria, a su amigo Luis (Manolo Morán), que llega acompañado de su guapa esposa, Clara (Mary Martin). La influencia de los recién llegados conducirá al solterón empedernido a reconsiderar su actitud y convencerse de que lo que conviene es abrazar el matrimonio. Junto a Palmerola (que hace el circunstancial papel de “Antoñito”), destacan en el reparto Elena Espejo, Consuelo de Nieva y Pedro Sempson. El 14 de septiembre de 1959 se estrenó en los cines Capitol, Metropol y Bosque, producida por Iquino, “Aventuras de Taxi Key”, un compendio de tres cortometrajes (que parece ser estuvieron destinados en principio a la televisión) con otras tantas historias del abogado creado por Luis G. De Blain, interpretado por Ricardo Palmerola (protagonista, al fin), a quien acompañó en la cabecera del cartel Inés Alma, una modelo descubierta por Juan Fortuny que debutaba en el cine en ese film incorporando el rol de la secretaria de Taxi Key, Nora . Filmada por tres directores distintos, la película contó con Albert G. Nicolau que se encargó del primero, “La mano cortada”, con Arturo Buendía, que rodó el segundo, “Sombras de un sueño”, y con Juan Fortuny que se encargó de dirigir el tercero, “La casa del lago”. Relataba el primero el caso de una joven heredera que acude al abogado Taxi Key para pedirle ayuda ante el terror al que le someten las visiones de la mano cortada del pariente difunto de quien va a heredar. El notario, en complicidad con el mayordomo (que resultará muerto por su compinche) resultan estar detrás de la macabra trama. El segundo relato habla de los sueños premonitorios del señor Everard, un paciente del psiquiatra doctor Marsal que tiene visiones oníricas de asesinatos que se acaban cometiendo y que, finalmente, ha soñado con el suyo. Comprensiblemente alarmado, el señor Everard acude a demandar el auxilio de Taxi Key. En el curso de la investigación, el doctor Marsal resulta asesinado y, finalmente, queda al descubierto la conspiración que la esposa de Everard había tramado contra su marido, con la complicidad del galeno, a quien ha asesinado. La tercera y última historia, “La casa del lago” cuenta cómo la joven Elena llama aterrada a Taxi Key para denunciar que ha encontrado a su novio ahorcado en la aislada casa donde vive con su tío, el señor Visconti. Al llegar Taxi Key y su secretaria Nora al lugar de los hechos, el tío de la joven y el médico de la familia les convencen de que Elena sufre un trastorno mental. Cuando ya se disponen a marcharse, la joven les aborda en su coche y les da nuevas pruebas de que realmente se produjo el crimen de su novio, Alberto. Finalmente, Taxi Key averigua que realmente fue Elena quien asesinó a su prometido cuando descubrió que el desventurado iba a dejarla por otra, y que el tío de la desequilibrada muchacha había tratado de encubrirla haciendo desaparecer las pruebas. Al final del episodio, Taxi Key, comprensivo con las enfermedades mentales, ofrece sus servicios de abogado defensor al señor Visconti.“Tu marido nos engaña”, producida en 1959, se estrenó en los cines Dorado, Vergara y Atenas de Barcelona, en programa doble con “El velo pintado de azul”, el 9 de mayo de 1960, y en los cines Lido, Odeón, Narváez, Victoria y Vallehermoso de Madrid el 14 de noviembre del mismo año. Dirigida por el barcelonés Miguel Iglesias según la obra del oftalmólogo que devendría dramaturgo de prestigio, Jaime Salom (con quien le uniría una duradera amistad), “El triángulo blanco”,“Tu marido nos engaña” narraba, en eastmancolor y a lo largo de 88 minutos de metraje, la peripecia de Felipe (Ricardo Palmerola), un hombre dominado por su madre, doña Rosa (Pepita Serrador) y por una criada de avanzada edad, Bernarda (Adela Carbone). Las dos mujeres que comparten su vida con Felipe le controlan de forma asfixiante, especialmente, en lo que se refiere a su relación con otras mujeres. Sin embargo, Felipe consigue, con ingenio, casarse con la mujer que ama, una vedette de revista llamada Eulalia (Marta Padován) y hasta burlar la vigilancia y los enfermizos celos de las tres mujeres que presuntamente velan por su felicidad.
Presentando en su planteamiento una evidente continuidad con el film de episodios de Taxi Key, “Palmer ha muerto” (que juega, desde el título, con el nombre de su actor principal), cuenta con la mayor parte del equipo creador responsable de la cinta previa. Además de repetir la pareja protagonista (Palmerola e Inés Alma), en “Palmer ha muerto”, el director, nuevamente Juan Fortuny, asumió también las labores de producción y de dirección de fotografía. Además, el guión volvió a ser original de Luis G. De Blain, y los dos directores que completaban la terna de “Aventuras de Taxi Key”, Alberto G. Nicolau y Arturo Buendía se encargaron, respectivamente, del montaje y de la ayudantía de dirección. Rodada en los estudios Orphea de Barcelona durante 8 semanas de comienzos de 1961 para sus escenas de interiores, y 3 semanas más en Puerto Rico, lugar en el que se localiza la acción, para sus escenas de exteriores, “Palmer ha muerto” se estrenó en el cine París de Barcelona el 5 de mayo de 1962, y en los cines Narváez y Victoria de Madrid el 21 de enero de 1963. Cuenta la alambicada trama del film, circunscrita a dos únicos ambientes cerrados, los del teatro “Arlequín” y la sala de fiestas “Flamboyant”, un misterioso caso criminal en el que al espectador se le suministra gran cantidad de información incompleta, sumiéndole en una confusión más que notable. Se inicia la acción con una secuencia en la que dos hombres están luchando, en el silencio de la noche, sobre el escenario vacío del teatro Arlequín, donde se nos ha advertido antes de que el actor Esteban Palmer (Onix Báez) va a estrenar próximamente una nueva comedia. El propio actor, tras salir de su camerino, presencia que la lucha ha terminado con la muerte de un hombre y ve asimismo que una mujer huye de la escena del crimen. El misterioso autor del homicidio, a quien el espectador no ve el rostro, avisa a la mujer de que Palmer ha visto lo sucedido y que habrá que eliminarle para que no pueda testificar. La mujer va en busca de Palmer, pero ya no lo encuentra en su camerino. Esa noche, el actor recibe la visita del misterioso criminal en su casa. Se produce un disparo y después vemos que un hombre sale del lugar cargando el cuerpo inerte de otro, lanzándolo después desde lo alto de un puente deshaciéndose de su carga. La acción se traslada entonces al “Flamboyant”, sala de fiestas en la que actúa Silvia (Rosita Fornés), la novia de Palmer, en la que se encuentra el abogado Ricardo (Ricardo Palmerola). Éste es abordado por Boris (José L. Marrero), el director del local y también director escénico del “Arlequín”, que le expresa su inquietud ante la desaparición de Palmer. Ricardo es informado por Verónica (Inés Alma), secretaria de Costa (el empresario del “Arlequín”), que Silvia y Palmer han discutido por los celos que en el actor despierta Martín, el socio de Costa. Ricardo tiene entonces una experiencia inquietante, pues como en una especie de aparición fantasmal, ve ante sí al propio Palmer que le dice sin inmutarse: “Estoy muerto”. Acompañado de Verónica, Ricardo inicia una serie de pesquisas que parecen enredarle en una compleja maraña en la que se mezclan todos los personajes antes citados, a los que se suma Aníbal Ponce (Samy Alfaro), el actor que Boris propone para sustituir al desaparecido Palmer, cuando la muerte de éste parece estar ya fuera de toda duda. En el curso de la investigación, Palmer es visto con vida por Verónica y por Boris, mientra que, en cambio, quien aparece muerto dentro de un armario es Costa, aparentemente fulminado por un disparo de Aníbal Ponce, que estaba ensayando con un arma supuestamente cargada con balas de fogueo. Las complicaciones argumentales aumentan en intensidad cuando se descubre que Martín ha cometido un cuantioso desfalco y que la compañía corre peligro de arruinarse no sólo a sí misma sino también al teatro que la cobija. Por último, el travieso Palmer hasta contesta al teléfono a una llamada de Silvia, la cual parece desmoronarse. Después de esa jugada, Palmer se desenmascara (ha estado todo el tiempo haciéndose pasar por un conserje del teatro) y Silvia, viéndose descubierta, muere al precipitarse en su huída en el foro de los músicos. “Palmer ha muerto”, por increíble que parezca, dado lo enmarañado de su acción, dispone de tiempo suficiente, en sus escasos 87 minutos de duración, para ofrecer desde el escenario del “Flamboyant”, abundantes números musicales, originales de Bobby Capó, a cargo de los portorriqueños Rosita Fornés, de Tito Lara y los Hispanos, y hasta del catalán José Guardiola. Con un reparto que en gran medida integraron actores originarios de Puerto Rico, Ricardo Palmerola e Inés Alma disponen de una gran porción del metraje para pasarlo husmeando en apartamentos vacíos y por los tenebrosos pasillos del “Arlequín” (construidos en los estudios Orphea) en busca de pistas, o intercambiando impresiones en el despacho en que trabaja el personaje de Verónica.Todavía en la década de los años sesenta, Palmerola intervino en la película mexicana rodada en San Juan de
Puerto Rico y en Santo Domingo, “Las pecadoras” (Alfonso Corona Blake, 1968). Ya inmerso en la década siguiente, Ricardo Palmerola contó con un pequeño papel en “También los ángeles comen judías”, un traslado por parte de E. B. Clucher (Enzo Barboni) de la saga de Trinidad (que le hiciera internacionalmente famoso) al territorio de los films de gángsters. Sustituyendo Giulianno Gemma a Terence Hill y manteniendo a Bud Spencer en su papel de forzudo indolente, esta coproducción italo-hispano-francesa tuvo como director general de producción a Juan Fortuny y tal vez detrás de este hecho quepa encontrar la explicación de la presencia de Ricardo Palmerola quien, en el papel de un corrupto agente de policía de uniforme, comparte todas sus secuencias con Víctor Israel (Josep Maria Soler Vilanova, Barcelona, 13/6/29 – 19/9/2009), logrando entre ambos, crear momentos magníficos de actuación, verdaderamente convincentes, extrañamente al margen del resto del film. La película, que funcionó en taquilla casi tan bien como sus antecesoras (siendo, como era, por cierto, superior a ellas), contenía la curiosidad de que la letra de la canción de los títulos de crédito fue escrita en parte por Carlo Pedersoli (Bud Spencer). No más distinguida que “También los ángeles comen judías” es la siguiente película en la que actuó Ricardo Palmerola, y también mucho menos afortunada en taquilla: “Las ratas no duermen de noche”, que dirigió Juan Fortuny con protagonismo para el “mito nacional del terror” Paul Nashcy (Jacinto Molina, Madrid, 6/09/34, 30/11/2009), en la que Palmerola lució el seudónimo de “Richard Palmer”. Contaba la historia de Surnett (Paul Naschy) el jefe de un grupo de delincuentes que, tras la comisión de un atraco, es herido de bala en la cabeza. Sus compañeros obligan a un cirujano (Palmerola, desatado en su papel de “mad doctor”) a operarle y éste aprovecha para practicar en él un experimento digno de Frankenstein, trasplantándole el cerebro que le consiguen los delincuentes, casualmente, el de un sádico a quien decapitan poniendo su cuello al paso de un tren. Destaca en el film la siempre apetecible presencia de Silvia Solar y la música del habitual colaborador de Jesús Franco, Daniel J. White.En “La ciutat cremada” (Antoni Ribas, 1976), film más apreciado por su significación sociopolítica que por su interés cinematográfico, se reconoce la desmesurada ambición del proyecto, difícilmente resoluble con suficiencia. Este “fresco histórico” de los hechos acaecidos entre 1899 y 1909 en Catalunya se queda en un (muy variopinto, hasta muy lujoso, eso sí) muestrario de talento básicamente autóctono, en el que no podía faltar Ricardo Palmerola, a quien le tocó en suerte el papel del “Senyor Roig”. Teniendo parte en las más de dos horas de duración del film, hallamos a Ángela Molina, Xavier Elorriaga, Pau Garsaball y Jeannine Mestre, en sus papeles principales, y a José Luis López Vázquez, Núria Espert, Adolfo Marsillach, Mary Santpere, Teresa Gimpera, Ovidi Monitor, Patty Sheppard y Joan Manuel Serrat, entre muchos otros, en celebrados “cameos”.
La última película en la que actuó Ricardo Palmerola la dirigió, como no, Juan Fortuny para su productora habitual (la de Miguel Mezquiriz) y no cabe considerarla un broche de oro a su carrera fílmica. Nos referimos a “El pobrecito Draculín”, comedia paródica del género terrorífico (al abrigo, todavía deléxito de “El jovencito Frankenstein”, de Mel Brooks),que se estrenó el 4 de septiembre de 1977,con un reparto en el que volvemos a encontrar a Víctor Israel y donde podemos destacar la presencia de dos mujeres tan cercanas al pueblo como Josele Román y Lita Claver (la popular “La Maña”, del Molino barcelonés), dicho sea sin pasar por alto la intervención de un viejo conocido de este weblog, el ex luchador Fernando Rubio, ni el protagonismo del que había sido un incomprensible fenómeno popular de masas, el cómico argentino Joe Rígoli, en el papel titular del hijo de Drácula.Ultimas pinceladas del retrato de Palmerola
Ricardo Palmerola era actor. Si su máxima dedicación, a la hora de hacer balance, parece haberse concentrado en el terreno incorpóreo de la emisión de su voz, o dirigiendo otras voces, no es en absoluto desdeñable su contribución al arte de Talía. A sus temporadas antes citadas en las compañías de Carlos Lemos y de Rafael Rivelles, es obligado añadir sendos éxitos destacados obtenidos en épocas muy ulteriores. Su quehacer teatral experimentó un reconocido triunfo con la obra “María Rosa”, de Ángel Guimerà, que representó al lado de Núria Espert en 1963, y otro de similar relieve junto a Teresa Cunillé actuando en las funciones de la obra de Joan Puig i Ferreter “La dama enamorada”. Asimismo, no fueron pocas las ocasiones en que actuó para las
cámaras de Televisión Española, participando en espacios dramáticos tan seguidos por la audiencia como el mítico “Estudio Uno”, la popularísima “Novela”, el prestigioso “Tele Club”, o la serie de misterio “Sospecha”.Tras treinta y cinco años de labor, y tras haber sido escuchada su voz por (dicho sea sin atisbo de exageración en ello) millones de oyentes, le llegaría a Ricardo Palmerola un trabajo con el que alcanzaría una destacable relevancia popular, el de doblar al personaje del maestro Yoda en la saga de “La Guerra de las Galaxias” del todopoderoso George Lucas, logrando con su interpretación obtener una auténtica creación, dando vida, mágicamente, a la marioneta que prestaba su presencia física al personaje (sustituyendo para el público español la sincronización que en el original había realizado Frank Oz).
Hoy despedimos desde aquí a Ricardo Palmerola, un actor que desempeñó su oficio ante los micrófonos de la radio, frente a las cámaras de cine y de televisión, sobre las tablas de un escenario y, midiendo con justeza las fracciones de segundo, encajando consonantes y sentimientos ante el tiránico desgranar de un aparato sincronizador. Proporcionó distracción e ilusiones a millones de oyentes y espectadores a uno y otro lado del Atlántico. Descanse en paz, Ricardo Palmerola.
PD: Para quien quiera ampliar la información aquí proporcionada a propósito de Ricardo Palmerola, existe una página web dedicada a su figura que contiene abundante material gráfico y documental, que enlazo aquí mismo.
PD2: Pese a que casi unánimente consta Barcelona como el lugar de nacimiento de Ricardo Palmerola, debo recoger en este escrito que en el excelente libro de Ramon Espelt “Ficció Criminal a Barcelona 1950-1963” (Editorial Laertes, 1998) se afirma que es Puerto Rico su país natal. Como se trata de una obra magníficamente documentada, hago constar el dato porque, pese a que en ningún otro sitio lo he encontrado refrendado, me resisto a creer que el autor lo ha afirmado así careciendo de base para ello.
PD3: Deseo hacer constar la desinteresada colaboración de Ricard Reguant en la confección de este post. Buen amigo del fallecido actor a quien aquí se rinde póstumo homenaje, y estimado seguidor de este weblog, a él se debe la profusión de carteles de las películas de Ricardo Palmerola que ilustran las previas y toscas líneas.