En el típico juego de percepción psicológica en la que te dicen algo y respondes lo primero que te viene a la mente, mi respuesta de “invierno” es “pasado” y del “verano” es “futuro”.
En este preciso momento, mientras muchos de uds. caminan sobre el futuro, yo estoy viajando en el tiempo, hacia una estampa en blanco y negro, lluviosa, ventosa y fría. No me quejo, de hecho lo extraño.
En definitiva, nos hamacamos -o columpiamos- en un presente que va y viene entre el verano y el invierno, una metáfora muy literal para los inmigrantes que venimos del otro hemisferio con la suerte de poder hamacarnos. Y entonces apareció, gracias al amigo Lunelli, el bueno de Richard Coleman para ponerme en evidencia y mostrar con el talento de siempre, la sangrante nostalgia porteña.
Buen viaje!