Más tarde, prácticamente hace nada, vi su celebrada "Boyhood" (2014), ese paseo por la adolescencia en tiempo real a lo largo de 12 años. En 39 días de rodaje desde 2002 a 20013, Linklater hace un recorrido desde los despreocupados seis años del personaje Mason (Ellar Coltrane) hasta los 18 años en que el adolescente descubre o intuye el amor en el momento en que finalizado el instituto se dispone a marchar a la universidad el próximo curso.
¡¡Todos queremos algo!!La película que he visto este fin de semana muestra la llegada de Jake Bradford (Blake Jenner) y otros novatos como él: Beuter (Will Brittain), Plummer (Temple Baker), etc. al campus de la Universidad estatal de Texas. Allí son alojados en unas denominadas "Casas del beisbol" ocupadas ya por otros jugadores veteranos -Glenn McReynolds (Tuler Hoechlin ), Roper (Ryan Guzman), Finnegans (Glenn Powell)...- que reciben a los nuevos, unos con calculada hostilidad -McReynolds y Roper- con la pretensión de 'curtirlos' en esta nueva etapa vital que están a punto de inaugurar; y otros -Finnegans especialmente- con afecto haciéndoles comprender que las novatadas no son más que un rito inciático sin más: "Todos nos turnamos para vacilar. Sólo tienes que aceptar tu vacile y pasarlo al siguiente"
Es un viernes y el curso comienza el lunes siguiente a las 9 de la mañana. Durante estos tres días Jake y el resto de componentes del equipo de beisbol universitario al que pertenecen gracias a la beca que les permite estudiar allí se conocerán, de divertirán y se propondrán especialmente conocer chicas. Para ello organizarán una fiesta en una de las casas, acudirán a discotecas de música disco (estamos en los años 80) y cuando no consiguen sus propósitos decidirán ir a establecimientos de música country que aunque no es su preferida piensan que quizás las chicas amantes del rodeo sean más receptivas que las de la disco. En su afán por ligar llegarán a acudir hasta a una fiesta organizada por estudiantes de arte dramático que frente a ellos, jugadores de beisbol, son algo así como el agua y el aceite. Sin embargo Jake y Beverly (Zoey Deutch), novata como él y estudiante de primero de danza y arte dramático, parecen sentirse atraídos e inician una relación que tiene visos de prosperar.
La película se considera que es una secuela de la que escribiera y dirigiera en 1993, Movida del 76 (Dazed and confused). Mientras en "Movida del 76", película que no he visto, el asunto gira en torno a un grupo de chicos del último curso de instituto que vive, ilusionado, la culminación de una etapa y el tránsito hacia otra superior, la Universidad, en ésta vemos a un grupo de chicos de primer año universitario que sigue con sus tonterías de instituto (su manera burda de acercarse a las chicas, la bebida, la fiesta, las drogas... y su comportamiento en general) pero a quienes a lo largo de las dos horas de proyección vemos pasar de ese sentido grupal inicial a un comportamiento más adulto, más individualista. Las relaciones con las chicas las vemos evolucionar del puro "pillar" estilo saga "American Pie" o "Porky's" a la atracción amorosa. El personaje de Jake que se siente a gusto con sus amigos del beisbol, va a conocer algo muy nuevo y muy interesante cuando Beverly, la chica que le gusta, le invite a participar en la representación de "Alicia en el país de las maravillas" que ella y sus compañeros de artes escénicas están realizando en una fiesta. Algo ha estallado dentro de él.
A subrayar este asunto de iniciación, de cambio, de comienzo de algo nuevo contribuye la música que Linklater ha elegido para la película. Es una música que a mí en líneas generales me ha encantado que incluye temas rockeros, de música country texana, canciones discoteras de los ochenta, pero también ya algunos temas punk. Mientras que los muchachotes que más que otra cosa son 'el equipo de beisbol' se identifican al inicio con el rock y el sonido disco, a lo largo del film ablandan su intransigencia musical aceptando acercarse a escuchar y bailar country, y hasta acudir a un concierto de música punk. Pero mientras están oyendo esta, para ellos, nueva tendencia musical se miran entre sí y se preguntan qué coños pintan ellos allí. Sienten que ese tiempo, el que representa el punk, ya no es el suyo, vamos, que los años no pasan en balde.
En este post incorporo cinco temas musicales de la película que a mí siempre me han gustado. Estos y el resto de la banda sonora de "Todos queremos algo" se pueden escuchar pasándose por la página de "Música que me gusta escuchar". Estoy convencido de que os gustarán pues prácticamente todos ellos se han convertido en clásicos de la música popular.
Otra característica de este film muy en la línea de su director es la delgada línea que separa la historia de la realidad. Linklater declara que es un film bastante autobiográfico:
"Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que estar en la universidad fue un momento divertido, no sólo en lo personal, también fue un momento cultural interesante. Todavía era el final de los años 70. Lo que conocemos como los "años 80" realmente no empiezan hasta el 82 0 el 83".Se refiere el director y guionista con estas palabras a que aún no se había instalado la percepción del peligro que suponían el consumo de drogas, el abuso del alcohol, y, además, aún no había estallado el problema del virus del sida.
A este sentido de verismo contribuyen los actores que si no noveles sí que habían tenido poca participación en películas con lo que transmitían sensación de autenticidad. Es más, al igual que en la ficción los doce estudiantes se acaban de conocer, la realidad de los actores al respecto no iba muy a la zaga de ello, pues el director sólo los reunió unas dos semanas antes para darles unas indicaciones sobre los ritmos que debían bailar en la ficción.
Final
Es una verdadera pena que este buen cine sea más que difícil verlo. En Madrid sólo lo proyectan en tres salas de versión original. Se hurta así, de esta manera, a muchas personas la posibilidad de ver realizaciones novedosas e independientes. Demuestra lo anterior que las distribuidoras y muchos exhibidores en su escalafón de prioridades priman el beneficio económico sobre el producto cultural. ¿Es novedoso esto que digo? No, ya lo sabíamos casi todos. Lástima que la situación no cambie.