Norelys Morales Aguilera.- También, como Bono, “admiro a la gente que transforma la rabia en paz". Rabia por los muertos, rabia por los mutilados, rabia porque no les dejan construir un mejor país, rabia por el abuso, rabia por la agresión…
Nada más ni nada menos ha hecho Cuba durante años: produce respeto y admiración.
Sin embargo, unos cuantos aupados por la dictadura mediática y aviesos intereses no pueden entorpecer el deseo de una nación en busca de mejores derroteros para sí misma.
Los medios que se han hecho eco del supuesto levantamiento que se produciría en Cuba, no son honrados: saben que están estimulando actitudes violentas.
No se les ocurre ni informar de los miles que hoy debaten las reformas que actualizarían el modelo cubano, aunque a regañadientes hasta los diplomáticos de EE.UU. admitan que en Cuba está mejor preparada para resistir que cuando se “desmerengó” el campo socialista y ellos arreciaron el bloqueo, en los años 90.
Ya la palabra levantamiento nos dice lo que se quiere hacer en la Isla, y hasta hoy los isleños no han sido bobos. Cualquier pueblo lo sabe, pero uno instruido lo sabe más.
Pónganlo como lo pongan, todos los llamados que están haciendo no son a la paz, a la concordia o al entendimiento entre
nacionales. Y, saben que el consenso de los cubanos hace florecer la patria.
Pero, el gobierno de Estados Unidos tal pareciera sentirse bien alentando la agresividad. El ejemplo cubano siempre les ha parecido demasiado subversivo, incorrecto, digno de destruir…
Nada mejor para ello que los mercenarios, los anexionistas en su versión 2.0.
El ridículo está asegurado. Véase lo que sucedió en Berlín. Allí “abrió” la “protesta” que con tanto esmero han cultivado como si fuera una iniciativa espontánea.
Ha resultado que los solidarios son más y los que defienden a Cuba, nacionales o no, solo lo hacen por convicción. Menuda adversidad. Colosal ridículo.
Los cubanos tienen razones para seguir convirtiendo la rabia en paz.