La extinción de determinadas especies de plantas o animales como consecuencia del cambio climático podría provocar un “efecto dominó” que terminaría por aniquilar la vida en la Tierra. Ese sería el peor escenario posible si la dinámica ya comenzada en nuestro planeta no encuentra una solución definitiva.
Esas son las conclusiones de un estudio llevado a cabo por científicos del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, que acaba de ser publicado en la revista Scientific Reports. Los resultados se han analizado en base a las denominadas “coexistencias” que justificarían el fin de una especie por la desaparición de otra especie de la que depende para su existencia.
Los investigadores realizaron una simulación con un total de 2.000 tierras virtuales, directamente vinculadas a diferentes especies animales y vegetales. Mediante modelos de gran sofisticación, los científicos sometieron a estos terrenos a cambios climáticos y ambientales extremos.
Algunas de estas catástrofes implicaban una situación de “invierno nuclear” consecuencia del lanzamiento de múltiples bombas o un gran impacto de asteroides. En ambos casos se podría hablar de una extinción global en el planeta.
Pero, lo más preocupante, por la cercanía de semejante fenómeno, es la simulación con calentamientos o enfriamientos descontrolados. De hecho, se llegó a calcular que un calentamiento medio de 5-6 grados a nivel mundial ya resultaría suficiente para eliminar la mayor parte de la vida terrestre.
Las mencionadas “coexistencias” serían definitivas para sufrir el “efecto dominó” en la extinción global. Todas las especies están interconectadas en sus ecosistemas, de modo que la extinción de una varía la existencia de todas las demás que tienen una dependencia de la misma. Al final se acabaría producción una serie de extinciones en cascada.
Los autores del estudio han llamado la atención sobre la importancia de no subestimar este hecho e introducir la variable de “coexistencias” en sus pronósticos futuros. No hacerlo supondría contar con una perspectiva poco realista y extremadamente optimista respecto al impacto del cambio climático.