Revista Cultura y Ocio

"Rigoletto" en tiempo real. Segundo Cuadro.

Publicado el 04 septiembre 2010 por Gino
Admitiendo el alarde técnico que supone el cambio de escena, las cosas tampoco mejoraron mucho en el siguiente Cuadro. Dejemos a un lado la valoración de la humilde morada asignada a Rigoletto, quien aparece sin preocuparse mucho de las indicaciones dinámicas de Verdi en su primera frase. Entra en escena Ruggero Raimondi, que por lo visto no es tan vanidoso como su compañero, pues permitió que lo caracterizaran como un esbirro. De este cantante se pueden decir muchas cosas acerca de la extrañeza de su fonación y su timbre, más ahora que está también en clara decadencia. Sin embargo captó la atmósfera de la escena cantando con su plausible sottovoce, incluso con atención al p de "Sparafucil mi nomino", y acentuó con ironía, sin asomo del tremendismo en el que tantos bajos han caído. Es cierto que el fa grave con que concluyó su intervención podría haberlo emitido con más fortuna un espectador al azar (yo mismo hice un buen intento en mi casa) pero cualquiera de sus frases bastó para destruir y enterrar a un Domingo que rozó el esperpento. Una emisión digna de un ogro, emitida desde no se sabe qué parte de su cuerpo, siempre en forte (¿confidencias a voces?) y con el acompañamiento de una expresión facial congelada en un gesto como de estupor. Sensiblemente mejor en el cómodo declamado de "Pari siamo", donde sin embargo tuvo serios apuros al afrontar el pasaje tutta forza ("O dannazione"). Aquí la voz envejeció de repente y los setenta años se dejaron escuchar. Con todo sigue sorprendiendo la firmeza de los medios y la autoridad del intérprete, habilísimo para ponerse por delante de las carencias. Sigue la escena más lirica de la ópera, afrontada, todo debe reconocerse, sin cortes. Aparte de la reconocible - no confundir con personal - forma de frasear y la relativa salud de la voz, nada más hay que decir de la interpretación del baritenor. Más cómodo en "Deh, non parlare al misero" que en "Veglia, o donna", cuya tesitura le costó la misma vida, se limitó a reproducir las notas con abundantes libertades de aliento y sin apuntar ni mínimamente la extática dulzura belcantista de la página. Simplemente Domingo cantando con su emisión cada vez más pesante y opaca y de la misma forma en posiblemente hubiese afrontado "Recondita armonia", "No puede ser" o "Quiéreme mucho".  En cuanto a Julia Novikova, Gilda, se puede decir que cantó bien, inclinándose por un personaje angelical. Con su voz ligera pero agradable, fue mórbida en su comprometida estrofa de la cabaletta, algo bastante meritorio. En algún momento fue un poco ñoña, sobre todo cuando uno advertía la mirada de cordero degollado que le dirigía en todo momento a su progenitor. La sorpresa de la noche llegó con la entrada de Grigolo. A pesar de que en su emisión existe cierta falta de firmeza y que en varios momentos surge la duda del falsete, hay que reconocer que desde su frase "Ah, inseparabile" suscitó una clase de impresión que no se le ha escuchado a ningún tenor en unos cuantos años: la de un Duque arriesgado, original, que pretendía resucitar el canto di grazia, que usó la media voz de forma intencionadísima y elegante y acentuó con púdico fervor. La voz siguió reteniendo ese vibrato característico, además no puede decirse que sea una maravilla de expresividad, pero su canto en "È il sol dell'anima" fue como un paraíso en mitad de un páramo. Queda en duda si se puede atribuir en ello algún mérito más a Mehta aparte de la flexibilidad de su guía (así se dirige el melodrama). A su lado, la soprano casi desapareció. Una lástima que no se le ocurriera cantar así la balada. También salió airoso del "Addio, addio", afrontado con valentía y brío (pero sin reb final). En cuanto al aria de Gilda, Novikova estuvo correcta, sin alardes innecesarios  y más bien discreta técnicamente; la expresión por lo menos fue adecuada. El final de Acto, siempre difícil de sostenerse en escena, estuvo resuelto dignamente aunque Domingo optara por recurrir a los rancios gritos llamando a Gilda.
Mañana seguiremos comentando.Barra libre de opiniones, m?sica y lo que se me ocurra, que para eso es mi blog.

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