La parte noroeste de Budapest está formada por Óbuda (el distrito III), un enorme barrio de grandes edificios de hormigón gris de viviendas de la época socialista, amplias avenidas llenas de comercios por las que circulan vetustos tranvías, que está alejado del centro de la capital y con pocos turistas por sus calles. Sin embargo, atesora algunos lugares que merecen la pena visitar.
El principal es la plaza del ayuntamiento, llamada Fő tér. Para llegar hasta allí basta con tomar el tranvía 1 en la estación de Árpád híd, en Pest, y cruzar el puente hasta Szentlélek tér, ya en Buda, donde hay que bajarse (otra opción es ir andando por el puente, pero no tiene mucho atractivo). Caminando unos metros en dirección norte llegamos enseguida. La plaza es una oasis, un reducto entre enormes bloques de panellakás que parece haber permanecido congelada en el tiempo, con sus pequeños edificios de aspecto rural, sus empedrados suelos y callecitas y sus estatuas. El gran edificio amarillo del ayuntamiento la preside. Cerca de allí se encuentran las famosas estatuas de las señoras con paraguas. En la propia Fő tér podemos encontrar la estatua de un señor en una mesa tomando agua del mítico sifón.
Estatua de las señoras con paraguas.
A la izquierda, la estatua del hombre tomando sifón.
Allí mismo hay un bar-jardín al aire libre llamado Kobuci, que era en realidad el motivo de mi visita debido a un concierto, en el cual podemos tomar algo (por ejemplo un fröccs, que es vino con soda) y degustar una tostada kobuci (con téjfol, chorizo frito, pepino y tomate), un zsíros kenyér (pan con grasa, pimentón y cebolla) o un rétes (hojaldre relleno de fruta confitada), que se venden en un puesto al lado de la barra. Suele haber conciertos por las noches, bastante interesantes por cierto, generalmente a partir de las 8. La entrada vale entre 1.000 y 1.500 forint, aunque podemos ir simplemente a tomar algo sin tener que pagar entrada hasta esa hora (si llegamos poco antes tendremos que comprar el ticket, pero devuelven el dinero a la salida siempre y cuando nos marchemos antes de que empiece). El resto del día hay entrada libre. Podéis mirar los conciertos en su página web.
Entrada a Kobuci.
El famoso fröccs.
Tostada Kobuci.
Pero no solo eso ofrece Óbuda: un poco más al norte y al oeste (aunque están esparcidas por casi todo el distrito), nos encontramos con las ruinas de Aquincum, la antigua ciudad romana que existía antes de la llegada de los húngaros, y que da el gentilicio a los habitantes de Budapest: aquincenses.
Ruinas de Aquincum.
Algo más al norte está la costa del Danubio, la llamada Római-part, de la cual hablé hace poco. Y por supuesto, hay que mencionar la isla de Óbuda, la más grande de Budapest, la cual es muy famosa por celebrarse allí en verano el festival Sziget.
Un recorrido alternativo a los típicos de Budapest, perfecto para una tarde entre semana o para pasar un rato el finde.