Revista Cine
Director: Rainer Werner Fassbinder
Y bueno... Al fin, luego de varios días, más de los necesarios (esta semana lo he estado pospuesto a cada rato, muy a mi pesar), volvemos a la retrospectiva del cine del gran Rainer Werner Fassbinder, justo en donde lo habíamos dejado, es decir, el año 1971, el cual vio cinco producciones del alemán ser estrenadas. No sé si "Rio das Mortes", hecha para la televisión, fue la primera en salir a la luz, pero es la primera que se deja caer en estos lares. Como siempre, todo un gusto y un placer con el buen Fassbider, incluso aunque no sea una maravilla ni un film muy memorable. ¿Por qué? Pues porque en cada fotograma rebosa la inconfundible y apasionante identidad de su autor. Más que suficiente, si me preguntan.
Hanna Schygulla está en una feliz relación con Mike, que ignora los deseos de ella para unirse a su amigo Günther en la búsqueda de Rio das Mortes, un río peruano que esconde un gran tesoro, supuestamente. Pero para ello necesitan dinero...
Hay una escena en la que Hanna Schygulla lee un libro cuyas líneas tratan sobre la vida de Lana Turner, mucho más turbulenta de lo que yo sabía (en realidad no tenía la más mínima idea al respecto, jojo), y es que, oigan bien, Cheryl Crane, hija única de Turner, apuñaló y mató al amante de su madre, un sujeto llamado Johnny Stompanato (nada que ver con Johnny Staccato), con querencia a razonar mediante palizas con la famosa actriz, y guardaespaldas de Mickey Cohen como si fuera poco. Me sorprendió sobremanera que tal episodio haya ocurrido el año 1958, uno antes del estreno de "Imitation of life", esa obra maestra que estuvimos comentado por acá hace la nada misma de tiempo. Luego ejercito la memoria y recuerdo aquella escena de "L.A. Confidential" en la que Kevin Spacey y Guy Pearce lidian con el tal Stompanato, e incluso Pearce se da el lujo de ofender a Turner (pensando que era una vulgar imitadora, así como el personaje de Kim Basinger lo era al de Veronica Lake) y luego recibir un buen champañazo o como se diga de parte de ella. A propósito de Schygulla, a la que siempre he considerado una buena actriz (desde sus comienzos en "Liebe ist kälter als der tod", opera prima de Fassbinder), me encanta la manera en que va mejorando aún más película a película, la forma en que crece como actriz. Pienso que la gran prueba de ello la veremos en "Effi Briest", pero falta todavía... Y si se ponen a buscar en su filmografía, verán que la alemana tiene un currículum de lujo. Algún día habrá que hacer una retrospectiva dedicada exclusivamente a su figura.
Sobre "Rio das Mortes": el planteamiento podría considerarse que es la nada misma, pues este propósito de ir a Perú a encontrar el tesoro es sólo eso, una especie de sueño como cualquier otro, nada realmente sólido, pero he ahí la clave del film. Pudo haber sido otra cosa, claro, ¿pero ir a Perú a buscar un tesoro en un río? Suena como algo loco para un alemán de clase media (o algo así) que tampoco tiene muchas luces en la cabeza. Debe ser otra de esas metáforas o alegorías de Fassbinder, quien nos presenta una realidad aburrida y gris de personajes que se conforman con valores establecidos y frivolidad de medio pelo (aunque con amor, pues como dice el director, ¿cómo no ser parte de una sociedad burguesa cuando somos formados por ella? En realidad no somos culpables ni dignos de desprecio) para luego romperla con este sueño que hace tambalear y resquebrajar la seguridad que aparentemente los albergaba: la relación de Schygulla con Mike, y por ende esa inofensiva y vacía vida pequeñoburguesa, se ve amenazada por el viaje a Perú y, sobre todo, la sospechosa amistad que el rubio tiene que Günther, el otro soñador, y con el cual se genera un aire homoerótico ineludible (aunque jamás consumado). Estos líos desnudan la vida de Schygulla, le muestran lo estéril que es, en sentido figurado. Como es usual, no sólo el trío nos entretendrá y hará reflexionar sino que también otro puñado de personajes tan sumidos o distanciados de la vida burguesa como cualquier otro, quienes pasan los días dejándose llevar por la corriente o nadando contra ella, acompañados de interesantes discusiones sobre sociología, política, economía y demás temas culturales. Claramente el hilo narrativo es el viaje, por ende, Schygulla y los dos soñadores irán de aquí para allá, desde empresarios serios hasta artistas generosos, pidiendo dinero y haciendo cálculos: un mosaico de la sociedad alemana como sólo Fassbinder sabe construir... con agilidad, ironía, etc...
Puede que no sea la cumbre cinematográfica que se espere de un talento tan grande como el de Fassbinder, e incluso puede que la película tampoco cuente con sublimes cotas de calidad, algunos hasta podrían decir que "Rio das Mortes" es una seguidilla de sketches, pero a pesar de todas estas observaciones e hipotéticos reproches, es imposible obviar la siempre patente personalidad e intensidad de su autor, un tipo que siempre deja huella y que saca lo mejor de sus ideas: hay buenos diálogos, buenos personajes, escenas hilarantes, interesantísimas discusiones, y una que otra llamativa apuesta, como por ejemplo los dos largos monólogos sobre cosas francamente sin importancia (el tiempo como recluta de Günther) o inentendibles (dinámicas y mecánicas económicas del algodón) que dan cuenta de que con Fassbinder no se juega: el hombre siempre exige con su cine, siempre sobresale en mayor o menor medida... más importante: siempre transmite pasión, personalidad, siempre nos recuerda que estamos ante una película que quiere ser cinematográfica y discursivamente importante, trascendente. Y su ambición nunca deviene en pedantería o vana grandilocuencia: al contrario, la modestia parece ser el método preferido, sea grande la producción o no: Fassbinder no cambia, no tranza, no claudica.
"Rio das Mortes" se disfruta plenamente, no tiene desperdicio: estén seguros de que no es un filme menor... nunca nada de Fassbinder será algo menor.