El Duero. Las aceñas de Zamora
el cielo luminosamente rojo.
Compañeros. Escribo de memoria
lo que tuve delante de mis ojos
Por los puentes de Zamora,
sola y lenta, iba mi alma.
No por el puente de hierro,
el de piedra es el que amaba.
A ratos miraba al cielo,
a ratos miraba el agua.
Por los puentes de Zamora,
lenta y sola, iba mi alma.
BLAS DE OTERO “Aceñas” en el
libro “Pido la voz y la palabra”
Laguna de Fuentes Carrionas. Por aquí
comienza su andadura el río Carrión,muy
cerca el río Pisuerga nace a las faldas del pico Valdecebollas en el Parque Natural
de Fuentes Carrionas en la Montaña Palentina.
El Rio Duero recorre tierras castellanas por
Quintanilla de Onésimo donde se inicia el Canal del Duero para llevar agua a
Valladolid; Sardón de Duero con historia de monasterios y abades,olivos, cereales y renombrados molinos, hoy
tiene una interesante central eléctrica; Tudela de Duero recogido en un meandro
del río, entre abundante y frondosa vegetación antes de toparse con las
murallas de Tordesillas. En el río Cega recoge aguas de Guadarrama y del Puerto
de Malagosto en el arroyo Pirón. El Pisuerga que nace en la Montaña Palentina
recibe enTorquemada al Arlanza y en Dueñas
el abrazo del Carrión que trae sus aguas desde Fuentes Carrionas en la
anchurosa y fértil montaña palentina para caminar unidos hasta el Duero. Mucho
antes, en Alar del Rey, del Pisuerga nace el Canal de Castilla para regar una
ingente amplitud de terreno.
El río Eresma en sus primeros pasos en
las Pesquerías Reales de La sierra de Guadarrama en Segovia.
Poco antes de Tordesillas, el Duero acoge las aguas
del Adaja al que antes había llegado el Eresma cerca de Valdestillas. El
Zapardiel se une al Duero pasado
Tordesillas. El Bajoz más conocido por sus buenos vinos que por su escasa agua.
Ríos de mi lejana niñez cuando, en la escuela de Acisa, los cantaba señalando
con un puntero la cuenca del Duero; cuando me hice mozo y recorrí parte de la
geografía con la mochila y el saco de dormir las más de las veces, comprendí
que en España llamamos río a lugares donde no siempre corre el agua.
He aquí más versos del poema de Gerardo Diego al
Duero:
No quiere ver en tu espejo / su muralla
desdentada. / Tú, viejo Duero, sonríes / entre tus barbas de plata,
/ moliendo con tus romances / las cosechas mal logradas. / Y entre
los santos de piedra / y los
álamos de magia / pasas llevando en tus ondas / palabras de amor,
palabras.
En Castronuño el Duero dibuja una amplia curva y se
aquieta en el Embalse de San José desde donde sale la vida de sus aguas por el
Canal de San José para regar las tierras hasta Zamora. Recibe por allí al
Hornija que permite de un salto llegar de Valladolid a Zamora.
El Duero a su paso por Toro, desde la Plaza
del Espolón.
Más allá entra en Toro para fertilizar una amplia
vega entre llanuras, monumentos e historia. Toro, tierra de vacceos, de Doña
Urraca, de la Beltraneja y la reina Isabel, de Comuneros… Citado por Góngora,
Quevedo o el Arcipreste de Hita… Tierra de vino abundante y exquisito…
Declarado Patrimonio Conjunto histórico-artístico desde mil novecientos sesenta
y tres. Por su izquierda acaba de desembocar el río Guareña con el agua que ha
recogido a su paso en un entramado de arroyos con desigual cauce según las
lluvias.
Entre aromas de vino y cereales, el Duero cabalga
hasta “Zamora, la bien cercada / de un lado la cerca el Duero / del otro, Peña
Tajada, / del otro la morería; / una cosa muy preciada” cantaba el Romance de
Doña Urraca. Zamora ya era conocida como Ocellum Duri (los ojos del Duero) por
el latino Antonino.
Lorca en “Impresiones y paisajes” (1918) describía
Zamora: “Pasa el río por Zamora, verde y manso. La enorme calva bizantina del
cimborrio se mira en las aguas profundas…pasan lentas las barcas sobre las
ondas… Las iglesitas románicas descienden por las callejas hasta el río… Éste
va lentamente arrastrando su gran prestigio de evocaciones históricas al sonido
grave y suave que produce”.
El Duero a su paso por Zamora, con las
aceñas de Olivares.
Primero fue el Puente Nuevo, puente de piedra con sus dieciséis arcos, allá
en el siglo doce, desde el que se controlaba el trasiego y en el que se cobraba
el pontazgo; acaso para sustituir al
puente Viejo también llamado de Olivares del que apenas quedan unos restos. En
mil novecientos se inauguró el puente de Hierro que sale hacia Salamanca; puente
del Ferrocarril de mil novecientos treinta y tres; el puente de los Tres
Árboles de mil novecientos ochenta y nueve reconstruye en sus veletas las imágenes
de “El Peromato” y “La Gobierna” de aquel primer puente; el puente de los
Poetas del dos mil trece.
Unamuno, Blas de Otero, Agustín García Calvo,
Claudio Rodríguez que bautizó el río con el nombre de “Duradero” han cantado al
río que pasa por estos pagos. Acaso el más conocido es el poema de Gerardo
Diego que he ido desgranando en diferentes entradas y del que aquí escribo los
últimos versos: “Quien pudiera como tú / a la vez quieto y en marcha /cantar
siempre el mismo verso / pero con distinta agua. / Río Duero, río Duero / ya nadie a estar
contigo baja / ya nadie quiere atender / tu eterna estrofa de agua /salvo los
enamorados / que preguntan por sus almas / y siembran en tus espumas /palabras
de amor, palabras”.
Recordad, amigos lectores, cuando visitéis Zamora
que estáis contemplando la ciudad que tiene el más rico patrimonio
arquitectónico románico reunido en una sola urbe.