“El agua tenaz, que talla
las rocas gota a gota con secular trabajo, ha ido carcomiendo su lecho
berroqueño y buscando salida entre revueltas y esguinces. A distancia nadie
adivina el profundo tajo por donde el Duero corre; la ondulante llanada
castellana parece ir a perderse suavemente, y sin solución alguna de
continuidad, en las estribaciones de la sierra de la Estrella que cierran,
hacia la parte de Portugal el horizonte. En uno de los repliegues del terreno
se ocultan los profundos tajos, las abruptas gargantinas, los imponentes
cuchillos, los terribles esfayaderos, bajo los cuales, allá en lo hondo, vive
el Duero, ya espumarajeando las rocas que aún no han cedido a su labor terca,
ya precipitándose en desniveles, ya deteniéndose un momento a descansar en
angostos 122 remansos, ya, por fin, zumbando bajo las rocas, en las espundias”.
MIGUEL DE UNAMUNO en “LOS
ARRIBES DEL DUERO” 1898
Nota: Esfayadero: precipicio en leonés antiguo.
Todavía se puede escuchar por los pueblos de los Arribes.
Avanza el Duero como un labrador fatigado entre las
tierras de cereal trabajadas con arado romano, como un ave solemne que busca su
alimento entre los surcos volando quedo en la quietud del viento, parece que
quiere hacer una parada en el embalse de Villalcampo. Es solamente una espera
para recibir al anchuroso Esla que le lleva el agua de las montañas, es el
afluente que más aporta al Duero pues va recogiendo a su paso otros ríos,
arroyos y riachuelos, aquellos por donde chapoteaba yo en mi infancia entre los
trabajos de niño y los juegos, aquellas aguas que ya para siempre acompañarán
mis recuerdos.
Arribes del Duero
Después el Duero se lanza, muerde las piedras de sus
laderas, escaba profundos hoyos en los Arribes del Duero. Aquí una roca
caballera, allá un recuerdo de antiguas barcas para pasar entre dos pueblos…
“El Salto del Gitano” puede situarse en diferentes lugares pues el Duero se
estrecha y se en chancha entre farallones de rocas mordidas por el agua; cuenta
la leyenda que uno de tantos que vivían como podían y acaso, a veces, buscaba
sustento en propiedades ajenas era perseguido por la justicia, llegado al río
no tenía otra alternativa que entregarse o saltar a la otra orilla y, dicen,
que buscando un lugar más estrecho dio un salto tan firme y seguro que atravesó
el Duero salvándose de este modo.
El Puente de Requejo, conocido
popularmente por Puente de Pino, de un solo ojo sobre la profundidad del Duero.
El Puente Requejo, que por allí llamamos “Puente
Pino” porque cruza el Duero para unir las comarcas zamoranas de Sayago y Aliste
por los pueblos de Pino del Oro y Villadepera es una construcción en hierro con
un solo ojo sobre el río que se inauguró en mil novecientos catorce.
El Duero avanza entre peñascos y quejidos hasta el
Salto del Castro que sirve para la producción eléctrica; en esta presa empieza
el Duero a ser frontera entre España y Portugal. Y continúa hasta Miranda do
Douro por cuya margen se puede caminar en el GR 34 durante un largo trecho. Por
aquí también se guardan restos de antiguos castros, recuerdos de peleas entre
nativos pobladores y ejércitos romanos. Por aquí Viriato y sus huestes se
escondían entre peñas y ribazos.
Arribes del Duero a su paso por Miranda
do Douro.
Más adelante encontramos la presa del Picote, pueblo
de Portugal de la freguesía de Miranda. Fermoselle, tierra áspera y hermosa, es
la capital española de los Arribes. Fermoselle referencia del Embalse de La
Almendra o Villarino en el río Tormes, lugar de historia y presente, en su
término encontramos diferentes ermitas con magníficos miradores sobre los
Arribes del Duero.
Recibe al Tormes, río que trae ciencia, sonido
estudiantil, picaresca, plateresco, nostalgia… en la ribera española por el
pueblo portugués de Bemposta que lo embalsa en otra presa. Pasado el Santuario
e impresionante mirador de Nuestra Señora del Castillo, llega al Duero el río
Uces con el nombrado Pozo de los Humos por el pueblo de Masuecos. Aldeadávila
tiene otro gran embalse, el más productico en electricidad de la península. De
esta localidad es la leyenda del Picón del tío Felipe pastor que vivió hace más
de doscientos años; cada día pastoreaba con sus cabras por aquellos riscos,
coincidía con frecuencia con una moza de Bruçó, pueblo vecino de Portugal,
entra ambos se interponía el profundo Duero; cuentan que el pastor Felipe con
sus manos y escasas herramientas escavaba la roca para conseguir hacer un
puente que les permitiera reunirse. El final no está en la leyenda, pero
supongo que por algún medio conseguirían matrimoniarse, como ocurre en la
actualidad con numerosas parejas formadas por personas de ambos lados de la
Raya.
En Saucelle, el Duero se adentra totalmente en
Portugal después de ciento doce kilómetros compartidos con España. El Huebra
que nace junto al Pico Cervero en la sierra de las Quilamas y más tarde recoge
al Yeltes para caminar unidos hasta el Duero. El último afluente del Duero en
España es el Águeda por Hinojosa de Duero y La Fregeneda por donde se accede al
muelle fluvial de Vega de Terrón, ya estamos en Portugal y podemos comenzar a
recorrer el GR hasta el Océano Atlántico por las orillas del Duero –
Douro.
Finalmente en Oporto el
Duero se abraza para siempre al Océano Atlántico.
Ya en Portugal, en la región de Tras os Montes, el
Duero recibe al río Coa en cuya desembocadura se encuentra un importante
yacimiento prehistórico. A partir de aquí, el Douro es navegable y todos los
embalses integran una esclusa de navegación y, muchos de ellos, una escalera
para el paso de los peces. Allí nos vamos encontrando los embalses de Pocinho
en Vilanova, Valeira en San Joao de Pesqueira, la Presa de Régua, en Vila-Real,
Presa deCarrapatelo, en Oporto. La
primera que construyó Portugal en el Duero y la Presa Crestuma-Levar en Oporto.
Finalmente en Oporto, en una anchurosa bahía, entre
fados y suaves olas, el Duero se abraza para siempre en el Océano Atlántico
llevando sueños y vientos de sierras y de llanuras, alumbrando en los ojos del
agua pinos, trigales, tierra árida y viñedos.