El día de hoy vengo con mucha emoción a ustedes porque por fin pude leer completo un cómic que me encantó por medio de la película. Sé que eso no se hace, en serio que lo sé, pero era necesario debido a que desconocía su existencia hasta el momento de ver el filme. Sin embargo, no hablaré mucho de eso y me dedicaré al cómic que, por cierto, fue publicado entre finales de 1999 e inicios del 2000 por Dark Horse Comics. De la pluma de Peter M. Lenkov en los diálogos y Lucas Marangon en la ilustración, llegó a nosotros esta maravillosa primera parte de la saga que ya mismo les cuento.

Nos han enseñado con el paso de los años que después de la muerte puede haber muchas cosas, pero no esto, no a lo que nos enfrentaremos. El abogado de Dios viene y nos da a firmar un contrato y, claro, no vamos a leer las letras chiquitas. Así que, sin saberlo, nos enlistamos en el R.I.P.D (Rest in peace department) o, por su traducción al español, la Policía del más allá. Hasta aquí, todo muy divertido, más cuando nos enteramos que tenemos un compañero, un tal Roy Powell, un vaquero en toda regla quien nos entrenará para poder ocupar su lugar.
Como pueden ver, la trama de la historia parece sumamente sencilla, no es nada que no se haya dicho antes, sin embargo, la forma en que se nos dice ahora, es excepcional.


En general, se trata de un cómic maravilloso. Divertido, entrañable, con su dosis de tristeza, crudeza y realidad dentro
de toda la fantasía y lo sobrenatural. Se lo recomiendo a todos los adolescentes por encima de los 16 años con un criterio amplio y que quieran ver la cruda realidad de la vida y la muerte en un solo lugar.
