Revista Opinión
Condesa, grande, licenciada, funcionaria, concejala, senadora, ministra, presidenta, lideresa y ahora.... ¡alcaldesa!
Licenciada,
funcionaria y concejala,
amén
de condesa y grande,
llegó
a senadora y ministra.
Se
benefició del transfuguismo,
escaló
a presidenta y fue apodada lideresa.
Toreo
la corrupción de subalternos,
de
diputados e imputados.
Bregó
con negocios familiares,
con
escándalos Gürtel y financiación ilegal.
Cortó
orejas en Telemadrid,
desesperó
a Genova.
Irritó
en Sanidad, Transporte y Educación.
Dimitió,
ocupo plaza de funcionaria
y
asesoró en la privada.
Desde
el burladero se indignó,
la
corrupción de propios y extraños la ofendió.
A
un agente atropelló y a su casa asustada corrió.
A
un hombre con coleta difamó,
a
un joven ciudadano alabó,
a
un barbudo presidente incordió.
Contenta
la lideresa con su vara de alcaldesa,
asustado
el madrileño que le van a dar con esa,
tranquilos
en Genova por domar una condesa.