No pensaba ir a Rishikesh, no me ha gustado en exceso Rishikesh, y por alguna extraña razón he pasado más días en Rishikesh que en otros lugares de India.
Risikesh es una pequeña ciudad, o más bien pueblo a orillas del Ganges, en el curso alto, donde el agua de este río es prácticamente transparente, turquesa, no como río abajo en Varanasi donde está plagado de cuerpos recién cremados, porquería, donde el río no tiene oxígeno y no viven animales en él.
En Rishikesh, el Ganges llega desde los himalayas, con una fuerza tremenda, con rápidos donde se puede hacer rafting (categoría 4+) por 200Rs en el río más sagrado del mundo.
Estas situaciones sacan lo mejor de Rishikesh
Pero Rishikesh es una meca del Yoga, donde todos los turistas van a Ashrams para practicar y aprender este arte, forma de vida, deporte, filosofía, o como se quiera llamar.
Y la ciudad es como un parque temático de yoga, clases por aquí, por allá, gratis, a 100Rs a 500Rs, clases de un yogi increíble, música relajante, seminarios, meditaciones en grupo… Vamos un negocio en toda regla, donde los Ashrams, ya no son Ashrams sino hoteles con la excusa del yoga, donde se practica yoga y se entrena ser mejor persona pero los modales desaparecen fuera de las clases.
Mi Ashram, donde me he quedado 5 días
Quizás me haya quedado tanto tiempo por ello, fascinado con el comportamiento del turista buscando la “luz” pero olvidándose de los demás. Disfrutando conversaciones con algún indio del negocio que te confiesa tras mucho rato lo tontos que somos pagando por cosas que fácilmente encuentras gratis en cualquier otro lado de India. (como en Dharamsala donde me encuentro ahora)
Debe de hacer mucha ilusión a tanta gente estar donde los Beatles se iban a reflexionar y a depurar, pero ellos, como yo, creo que salieron también decepcionados.
Sigo sin entender porque me quedé aquí 5 días. Y sigo sin entender muy bien que es lo que he vivido aquí. Por mucho que lo intento no consigo entenderlo. Pero no me voy con mal recuerdo ni mucho menos, simplemente soy incapaz de llegar a una conclusión sobre esta ciudad…. o sobre este negocio.
Nota: Nada contra el Yoga en si, me gusta, lo estoy practicando y admiro a los que saben mucho de él, sino la crítica va más que nada dirigida al turista y como se puede echar a perder un pueblo en un paraje sin igual con tanto negocio místico.