Revista Viajes
Al sur de Marruecos se alza esta pequeña población de unos 21.000 habitantes que aunque no suele estar en las rutas de la mayoría de los visitantes del país se ha convertido en uno de los accesos al Sahara. Muchos aventureros, que buscan emociones fuertes en este desierto llegan hasta este punto, que fue uno de los más importantes en las rutas de las caravanas que se perdían en el desierto.
De hecho, junto a Rissani se pueden ver las ruinas de Sijilmassa, una importante ciudad que fue capital de un principado islámico que data del siglo VII. En ella paraban caravanas de hasta 20.000 camellos que atravesaban el desierto hasta Niger y Ghana.
Fue destruida a causa de conflictos internos, pero se mantiene como un recuerdo de los tiempos en que la zona era una de las bases de las rutas de las caravanas comerciales hacia el centro del continente. Como parte de su pasado comecial y militar, Rissani tiene dos fortalezas. Uno, en la misma población, el Ksar Aber, del siglo XIX.
A un kilómetro se encuentra el Ksar Oulad Abdlahim, edificado en el año 1900. Aunque hoy está en ruinas, se le llegó a llamar la Alhambra del Tafilat.
A la población se accede por una puerta monumental, que da paso a las calles de la población. En una de las plazas se encuentra la tumba de Moulay el Cherif, fundador de la dinastía Alaouí.También es la sede del Centro de Estudios e Investigación Alaouitas (CERA), que guarda archivos de toda la historia de la dinastía.
También se puede visitar el museo etnográfico que se ubica en la Kasba el Fida, que cuenta con enseres de la vida diaria en tiempos pasados, cuando se trataba de una ciudad dominada por los comerciantes que viajaban en las caravanas.
La abundancia de zocos, sobre todo los martes, jueves y domingos la hace muy atractiva para quien quiera comprar productos típicos de la zona. Además, cuenta con varios hoteles de dos y tres estrellas y una buena conexión por taxi y autobuses con el resto de ciudades marroquís.
Vía | GuíadeMarruecos.com
Foto | Rosemary Dukelow