Hay que cuidarse. No se puede ir por el mundo con estos pelos. Y se fue a la peluquería. Ya se sabe, una de las funciones de ser senadora es estar presentable estéticamente. Y más si se es diputada permanente del Senado, no vaya a haber elecciones, siga siendo senadora, y la pille sin peinar. Es lo más natural.
Y ahí la tienen. Peinada pero desaparecida. Ya sabemos que los senadores tienen una ardua labor, es verdad que no sabemos para qué, pero es dura porque de vez en cuando hay que ir al Senado, eso sí, a sabiendas de que lo que votes no sirve para nada.
Rita, a sabiendas de que el Senado es simplemente un premio, está actuando coherentemente. Así, resulta que en la reunión que Rajoy tuvo con sus senadores, ella no fue, ¿para qué?, se quedo en su casa entre visillos, todo para no despeinarse.
Y luego ha habido otra reunión, hace dos días, de todos los senadores y diputados valencianos para actuar juntos y solicitar una mejor financiación de la Comunidad Valenciana. Naturalmente, a Rita le importa un bledo ese tema, ella ya se siente personalmente bien financiada, y en vez de asistir a algo inútil, se fue a la peluquería, algo comprensible ya que los aires que corren la despeinan más de lo normal.
Sabemos para qué sirve el Senado, sabemos que es una institución inútil, que sólo sirve para acoger a exdirigentes o políticos que se quedan fuera de las listas importantes, por eso no es de extrañar que la gente vaya o no vaya, total para lo que se hace.
Una vez que no hay forma de abolirlo, los senadores campan por sus lares y van para hacer que hacen, sin que haya más fundamento que mantener ese cementerio de elefantes. Al menos, van de vez en cuando. Al parecer todos, menos Rita.
Rita no sólo está blindada como senadora, sino que además Rajoy la ha nombrado miembro de la diputación permanente para que esté blindada en caso de que se disuelva el Senado, no vaya a ser que la impute un Tribunal ordinario. Ya sabemos que ella debe tener inmunidad parlamentaria.
Y ahí sigue, senadora que no va a las reuniones, o sea que no ejerce, y sin embargo cobra su sueldo, sin el menor rubor. Es lo que tiene haber abandonado la vergüenza. Un sueldo pagado con nuestros impuestos para que Rita se peine bien y no salga de casa.
Son muchos los que, por desgracia, salen todos los días a buscar trabajo sin encontrarlo, son muchos los que ya han dejado de cobrar prestaciones por haber agotado todos los plazos y siguen en paro, son muchos los que reciben un subsidio mínimo o un salario que no les permite llegar a fin de mes, muchos los niños que están debajo del umbral de la pobreza, muchos son los que…
Pero siempre nos quedará Rita, esa mujer pre-imputada, que ha llevado a Valencia a la ruina, que hoy es senadora sin trabajar, ganando unos 70.000 euros anuales. Un ejemplo que el Partido Popular exhibe sin vergüenza como modelo de transparencia y regeneración. Es lo que tienen los hechos, que muy a menudo dejan en mal lugar a las palabras.
Salud y República