Revista Cultura y Ocio
Ritual de muerteWarren EllisISBN: 9788420678009Formato: Rustica con solapas– 480 Pág.Editorial: Alianza Editorial
El inspector John Tallow acaba de sobrevivir a un tiroteo en el que ha perdido a su compañero de patrulla. En la escena del crimen hay un piso cerrado cuyo tabique ha sido perforado por una bala. Al entrar en el mismo descubre un sorprendente arsenal de armas variopintas que cubren suelos y paredes alineadas en formas extrañas. Como si escondieran un código secreto, como si se tratara de un misterioso templo de culto a las armas. Las pruebas de balística revelan que fueron usadas cada una en un asesinato no resuelto con anterioridad. Tallow siente que se encuentra ante un caso diabólico, ante un asesino en serie que lleva más de veinte años matando como un cazador solitario y conserva las armas con un objetivo inexplicable.
Este es uno de esos libros que tienes en la estantería pero van quedando desplazados por distintos motivos: miedo principalmente. Porque se trata de un autor que en cuanto a novela negra no me dice nada, del que había leído algunos comentarios un poco desalentadores… Vas posponiendo su lectura hasta que al final coges fuerzas y arrancas. ¡Y de qué manera! Ya desde el primer capítulo es fácil darse cuenta de que estas frente a una buena novela negra, de las que además de ser coherentes y estar bien escritas, te dejan enganchado por distintos motivos y no puedes parar.
Se trata de una historia que comienza muy fuerte, pasando sin preámbulos a la muerte de un personaje que hasta ese momento pensabas que iba a ser uno de los protagonistas. Apareces casi sin presentarte en un edificio comunitario donde un loco (que está desnudo, por cierto) comienza a abrir fuego contra todo… y luego ese apartamento lleno de armas. Unas armas que parecen haber sido todas usadas en algún crimen que continúa sin resolver. Y cuando digo lleno, me refiero a cerca de 200 pistolas, rifles y metralletas, todas colocadas en expositores o sobre el suelo, de modo que forman un extraño patrón. Y esto supone cientos de casos que se reabren a un mismo tiempo, combinando la investigación tradicional con la científica.
Y no solo eso, sino que enseguida abre una novela a dos voces (aunque todo este narrado en tercera persona) que persigue al policía y al “cazador”, que es como él mismo se define. Y eso nos permite entrar de lleno en su mente… aunque eso pueda no hacer otra cosa que liarnos las ideas.
El primer motivo por el que me enganchó fue su humor macabro. De ese que no sabes si realmente deberías reírte, pero que en el fondo me hace gracia por lo directo y descarnado que es. Tiene momentos salvajes, y otros algo más sutiles. Sabéis que yo no soy mucho de poner citas de las novelas que leo, pero os dejo un par de ellas para que veáis los dos extremos:
Desde donde estaba, tres pasos detrás y a la derecha, Tallow distinguió el ojo de Rosato a unos buenos doce centímetros lejos por detrás de su cabeza […] en el último momento de vida James Rosato pudo ver a su asesino desde dos ángulos distintos.
Al reproducir la grabación del 911, parecía que la señora Stegman estaba más preocupada porque el hombre del otro lado de la puerta de su apartamento estuviera desnudo que porque tuviese una escopeta enorme.
Otro de los motivos fueron sus personajes, tan especiales y cotidianos al mismo tiempo. Tallow es detective y acaba de presenciar como matan a su compañero. En realidad él era el que más se dejaba llevar en su trabajo: nunca fue un buen policía. Sin embargo precisamente la situación en la que se encuentra es la que le hace abrir los ojos, aunque solo sea por contradecir a todas aquellas personas que apuestan en su contra. Que por desgracia son casi todos. En realidad Tallow es todo menos un héroe de novela, quizá porque no lo ha pedido.
Por otro lado tenemos al cazador, porque nunca se define a si mismo como asesino y eso nos hace dudar de si realmente esas armas las usó él o las ha ido recopilando como una colección siniestra. Pero si tenemos que definirlo, creo que con decir que esta pirado es poco. Está tan girado que ve la isla de Manhattan en dos tiempos: el actual y el de los antiguos indios. De hecho, a su gusto “puede” ajustar la visión y hacer desaparecer los edificios entre la espesura del bosque.
¿Y qué decir de los dos individuos de la científica? Peculiares donde los haya, frikis a más no poder y con un particularísimo sentido del humor. Unos raros en toda regla que se le pegan a Tallow en la investigación, pero que además de ser los únicos que confían en él, también resultan tener un fondo que no esperábamos.
Y por supuesto la trama, interesante y ligeramente difusa. Porque las cosas no se dicen claramente y exige al lector que lleve a cabo una actividad neural constante. Ritual de muerte obliga al que está al otro lado de las páginas que sea inteligente, que busque él mismo las conexiones y sea capaz de leer entre líneas. A pesar de finalmente nos los explica con todo detalle, la gracia de todo el asunto es ir atando cabos y no esperar a que nos lo den hecho. Porque si no, la novela se hará lenta y nos disfrutaremos de ella.
Además, la historia nos sitúa en una ciudad de NY distinta, una isla de Manhattan que no tiene el glamour las películas. Para ello nos lo recuerda continuamente con el soniquete de la radio del coche patrulla: una mujer embarazada quemada viva por su marido, un cadáver en una maleta o simplemente un indigente muerto de tanto beber alcohol. Una retahíla que no cesa aunque Tallow apague la emisora, y que provoca una visión totalmente desesperanzadora de la ciudad que nunca duerme.
En cuanto al final, nos lleva en una carrera tensa y frenética en la que nadie es lo que parece. Para mí ha sido una parte de sorpresa y otra de confirmación. Pero lo que sí es cierto es que las ultimas páginas las pasas volando y agarrando el libro como si se te fuera a caer. Porque el tiempo apremia y es un todo o nada.
Ahora os voy a contar una cosa: yo no conocía a Warren Ellis. Y resulta que es un tipo muy exitoso en su campo, que curiosamente son los comics de superhéroes. Dicen que es uno de los autores más emblemáticos de los últimos años y también ha participado en muchos otros proyectos de cine. Dicen que con su paso a la novela se ha reinventado como artista y no sé cuantas cosas más. Repito: yo no lo conocía. Solo puedo decir que a mí la novela me ha gustado mucho (muchísimo), porque es buena y punto. Y si tiene más (al menos una, eso ya lo he confirmado) voy de cabeza a por ellas.
En definitiva, Ritual de muerte es una novela negra ambientada en el Nueva York más oscuro. Con toques crudos y deshumanizados, pero también cargada de humor negro y sangre. Una delicia para los amantes de la novela negra mas hardboiled.