El Club de los Cinco Minutos es un proyecto artístico, una inocente pantomima, la última aventura de un grupo de jóvenes que ha perdido la esperanza. Tal vez sea una locura o tal vez no sea nada. Tal vez no sirva para nada. Pero lo cierto es que se ha convertido en un éxito en las redes y en una plataforma de protesta social contra las manipulaciones del gobierno. La gente se manifiesta en las calles y, a pocas semanas de las elecciones generales, una misteriosa bomba explota en el metro. Los políticos, que ven peligrar su candidatura, buscan una cabeza de turco. Para ello contratarán los servicios del extravagante detective Simón Prince. En esta novela conviven pintorescos personajes que habitan un mundo psicotrópico: políticos que se desdoblan, agentes secretos, chicas que fuman como dragones, conejos esquizos, vellocinos sentimentales, monos de pelo rosa, fantasmas kantianos, libreros espaciales o enfurecidos perros de dos cabezas. Un mundo donde se planchan los cadáveres y se devoran ardientes sopas de ojos. Un circo alucinado en el que destacan los jóvenes fundadores del club, que llevarán su proyecto hasta las últimas consecuencias.
En El Club de los Cinco Minutos todo parece extraído del manual de la paranoia y el delirio humorístico. Cada minuto cuenta en este fantástico crossover de ciencia-ficción.
CRÓNICA PERSONAL
La historia se cuenta sobre un grupo de disidentes subversivos (e interesados, al menos en sus altos estratos supuestos) cuyo terrorismo consiste en retrasar 5 minutos todos los relojes existentes, aunque el allanamiento sea parte de la inamovible consigna. Todos es todos, que son muchos.
A partir de aquí, astronautas, fantasmas, políticos veletas, amores y desamores tóxicos, genética evolucionada y mucha transgresión literaria con estilo admirable y fluido. Es una novela caótica y despendolada que navega entre lo ecléctico y lo absurdo, en un mundo que funciona por impulsos viscerales.
Y lo mejor y gran virtud en ello, es que resulta intencionado por parte del autor. Y funciona. Con su ritmo personal, trompicoso, retrasado esos cinco minutos. Quién sabe si más.
Donde la caterva de personajes va a la deriva de sus propias acciones y consecuencias, sin saber realmente quiénes son o cuál es su objetivo, siempre supeditado a un tercero u otro interés ajeno. Metidos en un mundo futurista atemporal con paralelismos para con el nuestro. Y siempre aguarda una sorpresa en la siguiente página.
Eso sí, echo de menos más interrelación entre los personajes, más prontíos los encuentros y conflictos para contrastar sus locuras, para poner ese mundo y tiempo-espacio en su perspectiva comunal. Pero la planificación de la estructura es notable, un castillo de naipes narrativos de férreos cimientos y raíces.
El conjunto resulta un batiburrillo de nivel con un cierre acelerado en atropello (quedé con ganas de más) pero coherente con la velocidad del resto del texto, cerrando las mil y una subtramas. Aunque chirría ligeramente que te acaben por explicar la metodología de cada parte; nos sustrae de la magia, ilusión literaria pura, de sabernos investigadores-lectores, de especular con certeza, razones y culpables subyacentes, secretos. No estorba, pero…
Una novela y una voz que tienen germen diferente. De rauda absorción y que no quedará abolida por la memoria. Me deja un gran regusto.
Pd: aún le doy vueltas a la demencia leída...
FICHA TÉCNICA
Novela: El club de los cinco minutos
Autor: Andrés Moutas
Editorial: Pez de Plata
Género: Weird
Extensión: 180 páginas
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