El prestigioso periódico Le Monde pone a Rivas Vaciamadrid como ejemplo de ciudad de futuro, de ciudad de energías renovables.
Rivas se ha convertido en un icono, gracias a la labor de su gobierno municipal y el empeño de su alcalde Pepe Masa, que es el candidato de Izquierda Unida para la nueva legislatura.
El artículo no se puede leer en digital, salvo los abonados, aquí les paso una fotografía de la página del diario y, por otro lado, les copio la traducción del artículo:
Rivas, en la ruta del Sol
El sol como una evidencia. En Rivas Vaciamadrid, a una veintena de kilómetros al sur de la capital española, brilla generosamente. Prueba de la clemencia de este clima, numerosas cigüeñas, en ruta hacia el Sur, han elegido su domicilio sobre los postes de la ciudad. Aquí, el sol se ha convertido en una fuente de energía explotada plenamente por el Ayuntamiento de este municipio de 74.300 habitantes. Todas las instalaciones públicas, la piscina, las escuelas, los colegios, los estadios, las bibliotecas, tienen los tejados equipados con paneles fotovoltaicos. Treinta y cinco emplazamientos ya están equipados y cuatro lo están haciendo. En 2010, el conjunto de estas instalaciones produjo 271.900 kw/h.
El orgullo y la lucha del alcalde de Rivas, José Masa Díaz, y de su equipo municipal, que cuenta con mayoría de Izquierda Unida, un frente de izquierda que asimiló al Partido Comunista Español (PCE). “Contra el cambio climático, preconizamos el cambio de comportamiento; debemos inventar”, dice con un cálido vozarrón este hombre de 58 años. Padre de dos hijas y abuelo de cuatro nietos, José Masa Díaz se ha casado con la causa medioambiental después del comunismo. En su ciudad, una de las más jóvenes de España, con una media de edad de alrededor de 30 años, “la implicación con el desarrollo sostenible se ha convertido en global, en mucho más que un programa verde”.
Rivas Vaciamadrid ha vivido una explosión demográfica. Tras ser prácticamente destruida en la Guerra Civil en 1931 durante la batalla del Jarama (el río que corre a sus pies) mientras los republicaos contenían la ofensiva de los nacionales sobre la capital, Rivas pasó de 500 habitantes en 1980 a los cerca de 75.000 de hoy en día. Un crecimiento demográfico que no parece querer detenerse, testimonio de las numerosas obras que han sobrevivido a la crisis económica e inmobiliaria de estos últimos años en España.
Grandes centros comerciales y barrios residenciales se suceden a lo largo de los kilómetros. Aquí viviendas unifamiliares de ladrillo rojo, allá edificios que se elevan enlucidos en blanco o beige. Huella ostentosa de los paneles solares. Es preciso levantar la cabeza para distinguir sobre los edificios públicos las placas de silicio que resplandecen al sol. Varias filas de paneles se alinean por encima de las tribunas del estadio de atletismo y béisbol –los espacios deportivos son numerosos en Rivas al igual que los parques y los jardines. Esta instalación, construida en 2011, es la más potente de la ciudad, con 40 kw/h. Aquí el Ayuntamiento ha elegido paneles de fabricación china, menos caros. Al principio, en 2002, el material era español, luego pasó a ser estadounidense y al final chino.
Jorge Romea, jefe del servicio medioambiental del municipio, detalla las cantidades invertidas por el Consistorio: 2.276.616 euros en diez años. Gracias a la subvención del Estado central y de la Comunidad de Madrid el coste para la administración local se ha elevado 727.000 euros. Con las previsiones de ingresos, vinculados a la venta de la producción a la Red Eléctrica de España (REE), el Ayuntamiento estima que en tres años, la inversión estará amortizada.
Sin embargo, la transacción comercial entre la ciudad y la REE subraya también los límites del proyecto. El municipio no se cuestiona producir su propia energía ni ponerse en una situación de autonomía energética. “Consumimos mucho más electricidad de la que producimos”, asegura Romea. La producción solar permitiría un abastecimiento autónomo de las instalaciones públicas de Rivas, pero representa un poco menos del 30% del consumo total de electricidad de la ciudad.
El objetivo es recordado en todos los comunicados municipales: “Rivas debe reducir sus emisiones de CO2 al 50% en 2020 y neutralizarlas en 2030”. El Consistorio lanza decenas de iniciativas en todos los frentes: tratamiento de residuos, energía solar, agricultura ecológica...
En el centro Chico Mendes, nombre del líder campesino brasileño asesinado en 1988 “por su implicación con los recursos naturales del Amazonas y contra la rapacidad de los mercados”, según reza una placa a la entrada de la instalación, se pretende educar a las jóvenes generaciones. El director, Juan Carlos Humanes, está orgulloso de su trabajo. La energía solar aquí se convierte en juego. Un pequeño juego de la rana de plástico, dotado de un mini panel fotovoltaico, salta al sol para regocijo de los niños. Los monitores del centro visitan las escuelas y colegios para presentar soluciones al problema del cambio climático. Por ejemplo, enunciando el precio de venta de los kw/h vendidos a la red nacional, reportado el precio de la instalación, las cantidades debidas y a partir del número de paneles solares instalados sobre el tejado de su edificio, encontrar el umbral de rentabilidad.
El cálculo lo hace Miguel Ángel García. Habitante de Rivas desde 1997, ha instalado 25 paneles solares en su ciudad, en un barrio acomodado a unos cientos de metros del centro para la infancia Che Guevara. En Rivas, toda la izquierda mundial está presente en el nombre de las calles: el portugués José Saramago, la alemana Rosa Luxemburgo o incluso los franceses Louis Aragon y Simone de Beauvoir. Pero el Ayuntamiento muestra también su implicación con la calle del Ecosistema.
El ecosistema y el porvenir justo del planeta son causas importantes para Miguel Ángel García. “No soy un militante ecologista -dice este hombre de 42 años, padre de dos niños- pero prestamos atención a apagar las luces y ahorrar agua, reciclamos los residuos”. Informático en el diario madrileño La Razón, García descubrió el programa solar de la villa al leer la revista municipal en 2008. “El Ayuntamiento decía que podía ayudar a los habitantes en los estudios de viabilidad”, recuerda.
Tras una inversión de 22.000 euros, revende a la red nacional la electricidad producida a 34 céntimos de euros el kilowatio. Como el Ayuntamiento, no puede consumir su electricidad y se calienta... con gas. Se trata por lo tanto para él de una inversión, económica y ecológica. “Debería amortizar mi inversión en doce, quince años”, calcula. Y añade: “No se trata de comercio, hace falta una conciencia ecológica”. Mientras tanto, este padre de familia previsor se beneficia de las ventajas municipales. El Ayuntamiento ofrece a los particulares que instalen paneles solares una rebaja del 40% en los impuestos locales durante cinco años. Un atractivo extra.
Otro lugar de orgullo para el Ayuntamiento es la plaza Ecópolis, que ha atraído a prestigiosos visitantes como “21 alcaldes latinoamericanos” o la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera. Dominada por una instalación en un amarillo vivo, la plaza está volcada en la conservación del medio ambiente. Lugar de aprendizaje y descubrimiento, se presenta como una vivienda totalmente ecológica, autónoma energéticamente gracias a los paneles solares sobre su tejado, que se calienta a través de la geotermia, con los sistemas eléctricos inteligentes de Siemens, una cocina de bajo consumo Leroy Merlín y Phillips. En resumen, una instalación donde se demuestra la grandeza natural.
Diana Gómez, de 29 años, es la guía de esta vivienda eco-responsable desde su inauguración en 2008. Promueve la política medioambiental de su empleador: el municipio. “Ayudamos a las personas interesadas en elaborar un expediente para beneficiarse de un préstamo bancario ventajoso”, asegura. Guía sobre todo a los habitantes por la jungla administrativa que acompaña a los trámites.
El progreso y la vanguardia se llaman Rivas
Salud y República