Una vez allí, en lugar de dar un rodeo para evitar atascos, como hicimos a la ida, tomamos la ruta más directa hasta casa pasando por Tokio. Para nuestra sorpresa, al llegar a la capital no encontramos ningún atasco. Supusimos que al ser última hora del último día de vacaciones de Golden Week los japoneses, muy organizados ellos, ya habrían concluido la operación retorno.
Cruzar Tokio por sus autopistas elevadas fue uno de los momentazos del road trip. Ya lo he comentando muchas veces en el blog, conducir por Japón es una de las cosas que más me flipan. La experiencia me parece bastante distinta a conducir por España, con autopistas que discurren a media altura por el centro de las ciudades, entre rascacielos y carteles de neón iluminados. Para que podáis comprobarlo, grabé el siguiente vídeo al llegar a Tokio cuando nos aproximamos a Shibuya y después pasamos por Roppongi.
Por si alguno no lo tiene claro, resulta casi imposible orientarse en semejante laberinto siguiendo únicamente las señales de tráfico y los kanjis pintados en el asfalto. Se necesita un GPS. Y aún así, fue tal el caos en la carretera que en cierto momento los tres coches que circulábamos juntos acabamos rompiendo filas y separándonos los amigos. ¡Que no cunda el pánico! Activamos Google Latitude y vemos dónde ha ido a parar cada uno.
Parece que va a ser muy complicado juntarse de nuevo... así que ya que nuestro destino está cerca, ¿qué tal si nos vemos directamente en Tsukuba? Venga, echamos una carrera. El último paga la cena. ;-)
Tras pasar cuatro días en la carretera, el cansancio acumulado al llegar a casa era máximo pero estábamos de acuerdo en que hacer un road trip por Japón había sido una gran idea. Eso nos permitió al final del viaje atravesar Tokio por sus autopistas elevadas y ver la ciudad de noche de una forma original y diferente de lo habitual, acostumbrados siempre a movernos en metro o en tren.
¿Y vosotros, os atreveríais a cruzar Tokio en coche?