Hace ya cinco años que Arjen Robben milita en el Bayern de Múnich. El ex atacante merengue, de 30 años, calificó en la web oficial del club bávaro como "la mejor decisión de mi vida" haber dejado el Real Madrid en agosto de 2009 para enrolarse en las filas del club bávaro, con el que ha ganado todo lo que un equipo de fútbol puede conquistar (campeón de una Champions, de un Mundial de clubes, de una Supercopa de Europa, de dos Copas Alemanas -puede ganar una tercera el sábado ante el Dortmund-, de dos Supercopas Alemanas y de tres Bundesligas). Lo que Cristiano Ronaldo, por ejemplo, no ha podido lograr vestido de blanco.
Robben, al que se llegó a comparar con Leo Messi durante su etapa en el Bernabéu, salió del Real Madrid en el mismo verano en el que Florentino Pérez volvía a la presidencia. El holandés, a quien el entonces técnico merengue, Manuel Pellegrini, trató de retenerle sin éxito tomó finalmente rumbo a Múnich por 25 millones de euros. El club blanco necesitaba hacer caja para afrontar el multimillonario fichaje del brasileño Kaká (65 'kilos').
"Mi problema en el Real Madrid no fue que hubiese mejores jugadores que yo en la plantilla, que no los había, sino con la gente de las oficinas, que querían venderme", recuerda Robben. "Yo no quería marcharme pero ante eso, no pude hacer nada. Tuve que aceptarlo, porque realmente es muy difícil cuando quieres jugar y prefieren venderte". El holandés acusó a la directiva merengue de hacer las alineaciones. "Si no juego por decisión del club, es difícil aceptarlo", se lamentó en su día.