Revista Música
Una década se tuvo que esperar para poder escuchar al guitarrista Robbie Robertson con nuevo material de estudio tras la ruptura con su banda madre "The Band". En medio de ese tiempo le pudimos ver como productor musical de films, al mismo tiempo que llego a componer e interpretar con algún cameo como actor en la película de terror de "Carnie". Hasta que en 1987 decide meterse en un estudio de grabación junto a Daniel Lanois. Un productor muy famoso por sus trabajos junto a Bob Dylan, Neil Young o Wilie Nelson. Pero contra todo pronostico viendo las figuras de los dos máximos responsables del álbum. Robbie no volvería a deleitar su guitarra al ritmo del Folk. Pero al mismo tiempo el disco no es un paso atrás para su carrera musical, donde se explora a si mismo con canciones que le acercan más a sus composiciones creadas para las bandas sonoras que iba realizando en la década de los '80. Además de contar con invitados como Peter Gabriel, Bono (U2), o el famoso arreglista y pianista de Jazz Gil Evans. Creando un disco que iría más orientado hacia el Rock sinfónico coqueteando mucho con ritmos de Pop. Teniendo como resultado un disco muy agradable de escuchar, con unos estribillos muy pegadizos orientados más hacia un publico más mayoritario.
El álbum dentro de las listas de éxitos llega a ser un autentico éxito. Llegando a colocarse entre los primero 50 puestos de las listas de Billboard y en los Chart de ingleses, y Llegando a conseguir un disco doble platino en Canadá. Donde fue posicionado gracias a canciones como "Somwhere down the river", "Sweet fire of love" y "Showdown at big sky".
Si eres un fan aferrimo a The Band y admites a tus músicos sin ninguna restricción compositiva, este es un disco que te agradará. Si que es cierto que suena muy comercial, que esta hecho más que nada para las listas de radio de aquella época. Pero tiene una calidad musical insuperable tanto en sus composiciones como en el tratamiento del disco en todo su conjunto. Donde hay colaboraciones que suenan a ellos mismos, y otras como Gil Evans que te llega a sorprender como un músico de sus edad (fallece un año después a los 75 años de edad) todavía seguía innovando la música que el llegaba a interpretar. Por otro lado es un disco para poder volver a descubrir a un músico que no quiso etiquetarse.
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