Imposible finalizar esta trilogía, de acordes y músicos tocados por el demonio, sin mencionar al abuelo del rock, fundador del misterioso club de los 27, adonde han ido a pertenecer tristemente tantos y tantas grandes de nuestra música a lo largo de la historia.
Robert Johnson, en la palabras de Martin Scorsese, sólo existió en sus discos, fue pura leyenda". Ciertamente su vida que tanto marcó la historia de la música e influyó en las generaciones posteriores estuvo completamente rodeada de misterio y leyendas que perduran aún en su muerte, pues existen tres lápidas donde se afirma descansan sus restos y sin embargo ninguna parece ser la legítima, sepultura del más grande bluesman de la historia.
Muchos son los biógrafos y musicólogos que han trabajado durante años para desenterrar datos que arrojen algo de luz a la sombra que le rodea. Se desconoce a ciencia cierta su fecha de nacimiento, según la memoria de su hermanastra Carrie, quien creía recordar que su madre lo había mencionado, Robert nació el 8 de mayo de 1911 en Hazlehurst Misisipi, pero no existe registro alguno de ello. Dicen que de niño odiaba la escuela y el trabajo en las plantaciones de algodón y que se escabullía cada vez que podía a tocar la guitarra.
El músico Son House se mudó a la ciudad donde vivía Johnson y recordaba que era particularmente malo con la guitarra, que siempre andaba corriendo detrás de dos grandes músicos que allí residían y gozaban de gran fama, Willie Brow y Charlie Patton , subiéndose al escenario durante los recesos de las actuaciones para rasgar desafinados acordes que ponían al público de mal humor, y convirtiéndose en el centro de las burlas y los abucheos de los músicos pasados de tragos. También narra Son que un día, súbitamente Robert desapareció sin dejar rastro, y regresó unos meses después completamente cambiado, convertido en un maestro del blues. Investigaciones posteriores revelaron que Son realmente no tardó unos meses en volver a ver a Johnson sino casi dos años.
Aun así cabe recordar que estamos hablando de un hombre adulto, que aprendió a tocar, cantar y
componer en muy poco tiempo, y no meramente tocar, estamos hablando del mejor bluesman de la historia, del compositor de Crossroad Blues y Love in Vain, de un hombre que solo dejó dos sesiones de grabación,29 canciones, dos fotos( que ilustran este artículo) y aún hoy es considerado uno de los mejores guitarristas de la historia, hablamos del abuelo del rock and roll y del músico que manejaba una técnica que nunca se había escuchado antes, dominando melodías simultáneas, marcando la base con sonidos graves mientras el slide chillaba, revolucionando el blues como nadie.La historia de Robert se propagó como la pólvora, impulsada más aún por la leyenda de la que él mismo habló varias veces, narrando como se arrodilló una noche, en un cruce de caminos y rogó al diablo que tomara su alma a cambio de convertirlo en el más grande guitarrista de blues de todos los tiempos, el demonio accedió, afinando su guitarra gustosamente y allí comenzó su historia.
El 16 de agosto de 1938 en un cruce de caminos cerca de Greenwood( Misisipi) murió el gran Robert Johnson, algunos dicen que fue envenenado por cuestiones de faldas y venganzas de hombres celosos, otros que murió de neumonía, de sífilis o incluso de un disparo, su certificado de defunción lo único que revela es que falleció el 16 de agosto de 1938, en Greenwood y que no hubo autopsia. Así como su vida y su muerte también es un misterio su lugar de entierro. Existen tres lápidas con su nombre en tres localizaciones diferentes en Greenwood, pero realmente ninguna parece real, a pesar de que Sony Music(dueña y señora de los derechos sobre su música) se empeñe en reparar la que se encuentra en el cementerio Little Zion. Su lugar de descanso es realmente desconocido, tal vez se hizo real la petición que hizo en su canción canción "Me and the Devil´s Blues", cuando dijo: " enterrad mi cuerpo junto a la carretera, para que mi viejo y malvado espíritu pueda subirse a un autobús de la Greyhound y viajar".
En el momento de su muerte Robert Johnson tenía 27 años, siendo el primero de lo que décadas más tarde se llamaría el "Club de los 27", tras la muerte de Brian Jones, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison y décadas después Kurt Cobain y Amy Winehouse que siguieron la misma estela de vidas talentosas y atormentadas con finales fatídicos envueltos en el misterio, dejando tras de sí inigualables legados musicales que han enriquecido la música incalculablemente, y haciendo de su ausencia un vacío imposible de llenar.