No pocos grupos de Facebook me han expulsado en los últimos meses por ser crítico con la monarquía, aunque no les molestaba en absoluto cuando lo he sido con los partidos políticos, especialmente aquellos a quienes estos grupos atacan. Ayer, sin ir más lejos, fui censurado en uno de esos grupos que tanto presumen de amar a España cuando contesté a quienes defienden y hasta alaban a Juan Carlos I por haber cobrado comisiones del petróleo desde la transición. Lo justificaban alegando que si a cambio de esas comisiones el rey había conseguido buenos contratos para los españoles, era algo completamente comprensible.
Resumiendo mis respuestas a semejantes comentarios, yo contesté que cuando un político ha sido descubierto cobrando comisiones se le ha llamado todo lo imaginable, y nada bueno. Contesté también que si a un alcalde, un concejal, un secretario municipal, un presidente autonómico, o cualquier otro servidor público, sea funcionario o político, cobra comisiones, puede ser encausado porque hay legislación al respecto. Y si esto puede suceder con todos ellos, es decir, si todo esto está prohibido para ellos y se les llama corruptos… ¿por qué habría que admitirselo a un rey, por muy alto y campechano que sea?
Mis planteamientos no obtuvieron más que dos respuestas, aparte de los escasos apoyos de ciertas gentes que aún conservan algo de criterio. Los hooligans de la monarquía no contestaban otra cosa que no fuera risas y respuestas ciertamente infantiles, y en igual cuantía aducían que “otros también robaban”. Así hasta que me vi expulsado de ese grupo concreto que presume de amar a España y permitir “hablar claro”. Imposible razonar con tales gentes con un mínimo de seriedad. A los tópicos de que el rey trajo la democracia y que fue un héroe del 23 F se sumaban consabidas frases tales como “qué va a decir un republicano de la monarquía” o “eres un troll de Podemos”. Lamentablemente, la capacidad intelectual de la hinchada juancarlista no parece llegar más allá. Y sus argumentos tampoco.
Esta anécdota, sin importancia ninguna para mí en el plano personal, me demuestra nuevamente que uno de los motivos por los que España permanece en divisiones inferiores, y muy contenta por ello porque los países de primera división no tienen toros ni paella ni una liga de fútbol como la nuestra, así que qué sabrán ellos de nada, es que el muro de prejuicios y desconocimiento en tan alto, que hay muy pocos españoles no ya dispuestos a escalarlo para ver qué hay al otro lado; es que ni se molestan en mirar hacia arriba, al menos para valorar cuán alto es dicho muro. El pueblo español culpa a sus políticos de todos los males que aquejan a la nación. Pero obvian que los políticos proceden del pueblo, del que son un reflejo perfecto.
En otro de esos grupos en los que fui bloqueado cuando además de opinar sobre el gobierno socialista/comunista lo hice sobre la monarquía durante la transición, otro hooligan me llamó directamente mentiroso porque no podía ser cierto que Roberto Centeno fuera, tal y como yo le aseguraba, republicano y defensor de una República Constitucional.
¿Para qué más palabras? ¿Cómo se puede razonar con quien no quiere ver ni oír otros argumentos por temor a saber que su propia historia ha sido siempre una farsa?
Extracto del programa España al Rojo de Distrito TV del 10 de agosto de 2020. Frente a una monarquía inútil y una dictadura bolivariana Roberto Centeno defiende una República Constitucional.