Parece increible lo que ha cambiado nuestra sociedad en los últimos veinte años. Antes los ladrones entraban en las sucursales de los Bancos y robaban el dinero. Ahora, entras en una sucursal y cuando sales, el propio banco te ha robado.
Mi historia comienza en el año 2010. Mi mujer y yo decidimos comprar un portátil. Como estamos más pelados que la cabeza de los Matamoros, solicitamos una ayuda de la Junta de Castilla y León (Plan Avanza). Nos concedían el total del precio del ordenador y nos lo dejaban pagar en 36 cuotas. Y así lo hicimos.
Nos aprobaron la ayuda y cuando fuimos a retirar los fondos , el chico del mostrador, muy amable… como todos , nos dio dos tarjetas de crédito.
- Yo no quiero tarjetas, ya tenemos la de débito y estas no las vamos a utilizar.
- No te preocupes- me dijo – son gratis; es que vienen incluidas con el préstamo.
Y es verdad que eran gratis; hasta este año, que me pasan 12 euros por el mantenimiento de la tarjeta . Llamo por teléfono para protestar.
Hablo con una mujer, joven por la voz. Le explico todo el proceso y me reconoce que no me la han cobrado nunca, pero que tengo que ir al banco para arreglarlo.
- ¡¡¡¡ COÑOOO!!! Para cobrarme los 12 euros no hizo falta que fuese. Yo trabajo y no puedo ir. Al final me dice que tratará de arreglármelo.
Se pasan quince días… un mes y los 12 euros siguen sin aparecer. Me las arreglo para acudir a la sucursal de Caja Zamora en La Bañeza. Voy directamente a la chica joven. Le explico quien soy; que hablé por teléfono con ella. Le entrego la carta con las dos tarjetas que aún estaban sin despegar de los folios y que nunca , en los tres años, había utilizado y le pido educadamente que me devuelva los 12 euros que me descontaron de mi cuenta por algo que yo no había pedido.
Muy amable la muchacha, me explicó que era la cuota de mi tarjeta. La de mi mujer no me la habían cobrado porque tiene domiciliada la nómina.
¡¡¡ Joderrr!!! Si es que encima me estaba haciendo un favor.
- ¡¡¡ Que rompas las tarjetas. Que no las quiero!!!
- Me dice que las deje este año. Total ya están cobradas y no me va a devolver el dinero.
- ¡¡Que cara tiene la chica!! Me está robando descaradamente. Yo no valgo para regatear ni para discutir, así que decido callar y joderme. Que le den a los doce euros.
Le pido que rompa las tarjetas y que me dé un justificante de que las he dado de baja.
- Las tarjetas las rompe, pero el justificante dice que no me lo da. Esto no puede quedar así. ¡¡¡AHORA YA NO QUIERO RENUNCIAR A MIS 12 EUROS.!!!
Tengo que tomar medidas en el asunto. En un primer momento pienso en dar de baja la cuenta en ese banco. Viendo el dinero que tengo en la cartilla, cuando les amenace con esta represalia, lo más fácil es que se “descojonen” de risa.
¿ Y por qué voy a perder MIS 12 EUROS?. Con doce euros, puedo tomar doce cervezas en el bar de Josefa o en cualquier otro bar del pueblo. Y si voy al Mercadona puedo comprar 48 latas de cerveza Steinburg clásica. Y si quiero se los dono a Médicos Sin Fronteras para que puedan comprar RUTF (alimentos terapéuticos), para dar de comer a esos pobres necesitados. O los puedo tirar al río Eria desde el puente de Castrocalbón.
Son MÍOS y puedo hacer lo que quiera con ellos. Pero antes tienen que devolvérmelos.
No se si merecerá la pena llagar hasta el Tribunal Constitucional por doce euros. La idea que tengo es ir de abajo hacia arriba en las protestas, hasta que encuentre alguien honrado que me devuelva MIS 12 EUROS.
Como la chica amable del mostrador de la Sucursal de Caja Zamora en La Bañeza, ya me ha dicho que “naranjas de la china”, ahora voy a colgar esta protesta en mi blog . Luego lo imprimiré y le enviaré una copia la Directora de la Sucursal. Si la Directora no me devuelve los 12 euros; le enviaré la copia a la Central en Zamora. Si la Central pasa de mi, hablaré con los periódicos locales de la ciudad. Si esto tampoco funciona, escribiré a algún programa, tipo Salvame de Lux o la Noria.
Espero que me lo solucionen en La Bañeza y todo esto se quede en una simple anécdota.