¿Tienen sentimientos los robots? ¿Están sometidos a emociones del estilo de las que afectan a los humanos?
Aunque existen, evidentemente, teorías al respecto, no es sencillo del todo saber qué son exactamente los sentimientos y emociones humanas, de la misma forma que no es sencillo del todo explicar en qué consiste la conciencia. Tenemos una percepción muy clara de esos fenómenos. Tenemos conciencia de nosotros mismos, tenemos conciencia, e integrados en esa conciencia, tenemos sentimientos y sufrimos emociones. Tenemos percepción clara de esa conciencia y esas emociones, pero no las sabemos explicar claramente.
A pesar de esa dificultad para definir sentimientos y emociones, podemos, sin temor, asegurar que no, los robots no tienen sentimientos, no sufren emociones. Los humanos sí, pero los robots no. Y sin embargo...
La demanda de emotividad robótica
Y, sin embargo, los robots más avanzados, los dotados de la más sofisticada Inteligencia Artificial, parecen mostrar empatía y parecen exhibir ciertas emociones. ¿Qué ocurre? Pues ocurre que, aunque los robots no tienen ni conciencia de sí mismos ni tampoco sentimientos y emociones propias, sí pueden, con bastante eficacia, identificar las emociones humanas, expresar ciertas emociones y relacionar correctamente las emociones que identifican en los humanos con aquellas que simulan como propias del robot.
En el libro 'Human-Robot Interacion. An Introduction', Christoph Bartnek, Tony Belpaeme, Firedrike Eyssel, Takayudi Kanda, Merel Keijsers y Selma Sabanovic nos hablan de los llamados robots sociales, aquellos destinados fundamentalmente a la interacción con los humanos y nos dicen, en efecto, que:
Social robots are often designed to interpret human emotion, to express emotions, and at times, even to have some form of synthetic emotion driving their behavior.
Paradójicamente, es importante desposeer a los robots de su estilo aséptico, 'robótico' diríamos, dotándoles de esa capacidad de manejo de emociones (identificación y expresión) porque, especialmente si son antropomorfos (androides) las personas inconscientemente los sometemos a expectativas de comportamiento similar al humano, incluyendo el comportamiento emocional. Los mismos autores nos dicen.
Even if a robot has not explicitly been designed to express emotions, users may still interpret the robot's behavior as if it had been motivated by emotional states. A robot that it is not programmed to share, understand or express emotions will thus run into problems when people interpret its behavior as desinterested, cold or plain rude.
¿Cómo consiguen los robots detectar y expresar emociones?
Las emociones de los robots
Pues para ello están dotados de un conjunto de algoritmos, muchos de ellos basados en deep learning que permiten, por ejemplo, identificar emociones mediante visión artificial, a partir de las expresiones faciales de las personas. También pueden obtener información sobre emociones de las personas mediante NLP (Natural Language Processing), analizando el texto, las palabras (por ejemplo, análisis de sentimiento) pero también analizando la entonación y el énfasis en diferentes palabras. Incluso, en ciertos contextos, se pueden utilizar otros parámetros como las variaciones en conductividad de la piel, que se encuentran relacionadas con los estados afectivos. Un conjunto variado, en fin, de informaciones de entrada y de algoritmos que, analizando esa información, pueden obtener conclusiones sobre las emociones que afectan al humano que interacciona con el robot.
Y los robots también pueden simular emociones. Pueden expresarlas mediante 'su cara', una cara que, en ocasiones realmente es un dibujo en una pantalla pero que, en otras, son caras más o menos realistas recubiertas con una especie de piel artificial y con actuadores capaces de generar expresiones faciales. Pueden también expresar emociones mediante el movimiento de sus brazos y manos robóticos. Y pueden, por supuesto, expresar emociones mediante lenguaje natural, mediante síntesis de voz. En este caso, de nuevo, las emociones pueden expresarse explícitamente en las palabras utilizadas pero también se puede trabajar el manejo de la entonación y el énfasis.
Es decir, los robots no tienen sentimientos y emociones propias, pero pueden, con cada vez mayor eficacia, identificar las emociones de sus interlocutores humanos y simular unas emociones propias en sus respuestas a los humanos. Pueden simular emotividad.
El test de Turing emocional
Quizá podríamos pensar que, al igual que en su momento Alan Turing estableció su famoso test para clasificar una máquina como inteligente, a lo mejor se podría ir pensando en un test de Turing emocional para calificar a un robot como emotivo. Y el robot pasaría la prueba si, al interaccionar con entes (personas o robots) apreciase una conducta emotiva tal que no supiese distinguir al humano del robot.
La visión de unos tales robots emotivos, unos robots capaces de superar ese presunto test de Turing emocional, nos puede resultar atractiva o distópica pero lo cierto es que el auge de los robots parece imparable y si esos robots han de relacionarse con las personas, caso especialmente de los llamados robots sociales, somos las propias personas las que muchas veces inconscientemente, esperemos y demandamos de ellos una cierta dosis de emotividad.