Los hermanos Roca querían vender helados de forma ambulante, pero las normas de la ciudad les hicieron desistir en el intento. Habría sido genial comprar helados a alguien que los vendiera desde un carro, o incluso una bici con carro acoplado mientras ponían música infantil. Pero, bueno al menos, a partir de esa idea nació esta heladería. Fuimos el sábado y os la recomendamos porque nos encantaron los toppings. La heladera que nos atendió era muy simpática. Primero, eliges si quieres terrina, cornete o una especie de brioche en el que contrasta el bollo caliente con el helado frío. Después, eliges los tipos de helado, desde clásicos como plátano o chocolate hasta otros más originales como el de violeta o manzana asada. Por último, eliges el topping. El que me pareció más sorprendente es el de algodón de azúcar (el típico algodón de las ferias), pero no me dio tiempo a hacer la foto porque mi hijo se lo comió en un plis. También me encantaron los peta zetas y las nubes de violeta. En definitiva, una heladería pequeña pero sorprendente. Me encanta la idea de comprar un helado y, después, ir a comérselo junto al río Oñar.
Rocambolesc
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