Revista Cultura y Ocio

Roce testicular

Por Jesús Marcial Grande Gutiérrez
Roce testicular
Hoy Podemos me toca los cojones; me puse los calzoncillos morados.
Ayer me los tocaba el PP;  llevaba los azules.
Mañana me  pondré los rojos: será el PSOE quién me toque las pelotas.
Ciudadanos jamás me tocará los huevos: nunca llevaré calzoncillos naranja por razones de estética.
Algún día me pondré los calzoncillos del Barça, esos que venden a rayas azules y rojas: el día que tenga el estómago revuelto que en los blancos del Madrid la mierda se nota más.
Siento escozor político-testicular. Estoy harto de que me manipulen mis partes más íntimas, mis convicciones más queridas. Cunde en mí el desánimo, crece la desafección. Me he deslizado desde la cima de la ilusión por la ladera del desinterés hasta el piedemonte de la desidia. Creí en la casta, me ilusioné con la anticasta, me  perdí por los caminos del pacto. Padezco últimamente un acusado estrabismo político: la casta-caspa y la casta-rasta se me van pareciendo cada día más. Me marean las mareas. Siento pena por los iluminados, por los crédulos, los ilusos del "yo puedo", "yo prometo", "yo cumpliré"... "Puedo prometer y prometo" ya lo decía Adolfo Suárez. Y no le dejaron poder y de esto ya nadie se acuerda (él aún menos por su alzheimer)
"Yo cumpliré con el objetivo de déficit" lo dijo Rajoy y no ha cumplido.  ¿Podrá Podemos desde el poder posible o simplemente impedirá el poder desde el poder imposible? Y si hablamos de esos otros partidos,  los deportivos, encontramos clubs con afiliados, finanzas y manipulaciones tan grandes como los políticos.
Dicen que un buen político debe ser capaz de tragarse un sapo cada  mañana a la hora del desayuno. Y a ello se aplican:
Los de podemos se toman un bufo marinus (sapo que probablemente fue importado de Venezuela o Bolivia; y se ponen ciegos de bufotenina, alcaloide de efectos psicoactivos consistentes en alucinaciones visuales consistentes en juegos de colores luces y formas. Y así ven la política). Los del PP desayunan sapos parteros (ya sabéis que los sapos parteros transportan sus crías con esmero a su espalda y son padres muy cuidadosos con ellas protegiéndolas y alimentándolas. El olor a ajo, al ajo de la corrupción, que acompaña siempre a este batracio le delata). Los socialistas del PSOE se alimentan de ranas de punta de flecha roja (así se explicaría que para poder sobrevivir los pequeños renacuajos del partido deban recibir una comida de huevos infértiles; las larvas no comen otra cosa, dicen los biólogos, o se comerían entre sí). Los de Ciudadanos se alimentan de ranas doradas (por lo que poseen esa extraordinaria comunicación corporal de sus líderes-as mediante agradables sonidos throatales y ondas de manos que son usadas para una variedad de situaciones sociales, desde ondas amistosas a señales para desistir)... No voy a seguir detallando la dieta del resto de partidos. Hay suficientes sapos con curiosas propiedades para cada ideología. Y yo hoy me siento empachado con tanto sapo y sus toxinas. Veo los picos, los colores de las gráficas de puntos como brillantes saltitos de batracio.
En estas últimas semanas se me está llenando la cesta de la ropa sucia. Voy a poner una lavadora y echar a lavar todos los calzoncillos. Quizás, en las próximas elecciones, me presente a votar sin ellos puestos. Necesito un poco de aire fresco que circule por mis convicciones íntimas.
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 Jesús Marcial Grande Gutiérrez 

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