Johnny 'Guitar' Watson, uno de los inventores de la música funk, murió de un infarto fulminante mientras actuaba
Hay quien dice que morir haciendo lo que más te gusta es una bendición, pero eso es un pensamiento fácilmente discutible. Por ejemplo, en el universo del rock & roll se han producido muertes en el escenario, en pleno concierto, con el público como testigo, y casi con total seguridad ninguno de los afectados hubiera elegido ese modo de irse. Infartos, accidentes e incluso disparos se llevaron por delante a músicos de rock mientras hacían vibrar a sus fans
El rock & roll se ha llevado por delante a muchísimos de sus más importantes ministros; la carretera y las drogas han sido los principales ejecutores, aunque a algunos les tenía reservada una muerte más… espectacular y a la vista del público: mientras hacían hervir la sangre de sus fans en un concierto.
Uno de los grandes iconos de los primeros momentos de la música funk fue Johnny Watson, tan diestro que le apodaron ‘Guitar’. De adolescente, en la década de los cincuenta, ya tocaba blues al piano. Pero su irrupción fue, ya como guitarrista, en los setenta, donde consiguió notables éxitos con sus irresistibles ritmos funk, sus enormes y disparatadas gafas y sus no menos llamativos sombreros. Además, Johnny Guitar Watson siempre dijo que todo lo que hacía Hendrix él lo había hecho antes. El 17 de mayo de 1996 estaba tocando en Yokohama, Japón, se dirigió al micro y dijo unas palabras en japonés, y un segundo después cayó fulminado y murió prácticamente en el acto. Infarto agudo. Ni se enteró de haber caído al suelo. Tenía 61 años. Su magnífica ‘I need it’ (1975) no ha perdido magia funk.
Los más acérrimos del hard, el trash o el metal industrial sabrán de grupos de los ochenta como Rigor Mortis o Ministry. Mike Scaccia proporcionó la imprescindible y demoledora guitarra en ambos casos. En diciembre de 2012, en Texas, se reunieron los viejos colegas de Rigor Mortis para celebrar los cincuenta años del cantante. En medio de uno de sus poderosos solos, Scaccia se derrumbó, pasó de castigar las cuerdas a yacer inerte. Rápidamente lo llevaron al hospital pero era demasiado tarde. Infarto agudo. Tenía 47 años.
Hoy la cosa ha mejorado, pero en los tiempos gloriosos del rock & roll podía pasar cualquier cosa durante un concierto, desde un soporte de luces que cae y golpea al artista hasta un resbalón o tropiezo que da con sus huesos en tierra, pasando por un foco que se incendia y quema el pelo del cantante… Y es que se necesita mucha energía eléctrica para dar vida a esas guitarras, amplis y micros, electricidad que puede atravesar el cuerpo del músico con fatales consecuencias. Tal le sucedió a Les Harvey, guitarrista de la banda escocesa de blues-rock Stone The Crows. En mayo de 1972, en Gales, Harvey ya está en el escenario, afinando justo antes de comenzar y con el público contemplando todos sus movimientos. En esto agarró un micro que no tenía bien puesta la toma de tierra, con lo que una terrible descarga lo atravesó, desde la mano a los pies. Con su esposa a unos metros y ante el aterrorizado público, Les Harvey, de 27 años, cayó aniquilado; lo llevaron al hospital, a donde llegó cadáver.
El batería Sib Hashian tocó en los dos primeros álbumes de Boston, que están entre los más vendidos de los setenta. Cuando el grupo dejó de existir cada uno se buscó su carrera como pudo. Hashian tocó con unos y con otros (incluso en alguna reunión de Boston), hasta que aceptó embarcarse en un crucero junto a ex integrantes de bandas famosas (Boston, Foreigner, Kansas, Beach Boys…) para tocar viejas canciones. En marzo de 2017, mientras tocaba en uno de esos cruceros, se derrumbó sobre su batería…, sus colegas se volvieron al no escuchar el ritmo y lo vieron inmóvil; rápidamente se hizo todo por reanimarlo, pero fue inútil. Infarto agudo. Tenía 67 años.
Siempre se ha dicho que uno de los principales encantos de un concierto es la relación directa entre artistas y público, no hay nada que los separe. Lo malo es que a veces en el concierto se cuelan majaras dispuestos a todo. ‘Dimebag’ Darrell Abbott fue el guitarrista de la banda de death metal Pantera, y luego de separarse lo fue de Damageplan. En diciembre de 2004 Abbot comenzaba un concierto en Ohio, cuando un ex marine de 25 años (a quien se había diagnosticado esquizofrenia paranoide, entre otros desarreglos mentales) consiguió colarse armado con una pistola; accedió al escenario y disparó hasta quince tiros en minuto y medio, Abbot recibió los seis primeros (dos mortales), pero el asesino también se volvió para disparar a quienes quisieron detenerlo o ayudar al herido, de manera que hubo otros tres muertos y varios heridos. Todo terminó cuando un poli abatió al asesino (no merece la pena recordar su nombre). Darrell Abbott fue declarado muerto allí mismo, en el escenario. Y nunca quedó claro el por qué del crimen: se dijo que el homicida lo acusaba de haberle robado canciones y también de haber sido el responsable de la separación de Pantera. ‘Dimebag’ Darrell Abbott tenía 38 años.
Bruce Hampton fue un músico estadounidense de blues y rock, muy famoso allí pero casi desconocido fuera de su país. En mayo de 2017 tocaba en Atlanta junto a sus amigos para celebrar su 70 cumpleaños. De repente cayó, pero el público y sus compañeros de escenario pensaron que era broma, de modo que unos le rieron la gracia y los otros siguieron tocando durante tres o cuatro minutos, hasta que se convencieron de que no había broma. Infarto masivo y muerte casi en el acto.
Murieron ante su público, que siempre contará el suceso como el gran hito de su vida. Pero seguro que ellos hubieran elegido otra forma y otro lugar.
CARLOS DEL RIEGO