Estoy dentro de esa generación que pasó de lo analógico a lo digital, algunos autores engloban a esta generación como milenial, pero con etiqueta o no, a los niños y niñas de mi infancia, aún nos tocó salir a la calle a jugar en las tardes y debido a la cercanía de mis vecinos, por vivir en un edificio con varios departamentos, me recuerdo estar tocando en todas las puertas, avisando que ya era la hora de salir, pidiendo permiso a los papás más estrictos, ya que probablemente por pena a decirle que no a alguien más, funcionaba al parecer a la perfección. Y ahí estábamos, niños y niñas, jugando a las choyitas (no sé si se escriba así), las canicas, beis pateado, fútbol , básquetbol, las escondidas (aquí no faltaba un distraído que iba a esconderse a su casa o a la de alguien más y olvidaba por completo el juego), también era común sentarse en círculo ya con la noche entrando a contar historias de miedo, ya sean fantasmas o asesinos, para después pasar una noche de paranoia, viendo imágenes extrañas en la ropa que asomaba del closet.
Esa época en la que, en mi contexto, lo común era que las mamás se encargaran de las labores del hogar, la comida, los hijos y mayor parte de la educación de éstos. Mientras que los papás estaban trabajando y siendo admirados por sus hijos, quienes los presumían por las actividades que desempeñaban. En esos momentos uno no es consciente, pero el pensar que mi madre tenía 20 años cuando nací, me hace reflexionar lo joven que debió lucir durante mi niñez. Nadie en esos años, los 90, imaginaría la era tecnológica que estaría por llegar, durante la primaria nunca vi a nadie con algún dispositivo móvil y en la secundaria solamente 2 de los 45 alumnos en mi salón, tenían celular. Cabe destacar que me encontraba en una escuela pública, con gente mayormente de clase media-baja y baja, probablemente eso también es motivo del retraso de la tecnología a nuestras vidas.
Mi primer contacto con la tecnología en la primaria, fue ir a un cibercafé a investigar acerca de murciélagos, no recuerdo cual era la tarea, pero recuerdo haber pedido ayuda para encontrar la información e imprimir, en aquel entonces estar una hora en un ciber estaba entre $10 y $12 pesos y se pasaba volando, por que a partir de ahí, los siguientes años mis visitas incrementaron, mayormente para buscar letras de canciones e intentar hacer amigos por latinchat (creo que no podías tener seguimiento de esos amigos, pues cada vez creabas nuevos perfiles), creo que lo que lograbas era hacerte conocido de los que siempre estaban en el ciber. Y, qué decir de llegar con tu disquete de 3 1/2 pulgadas para guardar información, los walkman y discman, las TV de caja, los vendedores de pulseras y trucos afuera en las escuelas, los recreos en los que con $2.50 comprabas unos cacahuates, una rifa y dulces variados…
Si no te suena lo que acabas de leer, seguramente tienes menos de ¿28 años? en este 2019, te aseguro te sorprendería el mundo que, de haber nacido un par de años, te precedió. Hayas estado o no en este cambio de era tecnológica, las miradas al pasado y el valor de nuestros recuerdos son invaluables y a mis compañeros de generación les invito a reflexionar acerca de lo afortunad@s que fuimos el haber vivido estas experiencias.
Y tú, ¿qué recuerdo tienes de aquella época?
Imagen tomada de: https://www.adorama.com/alc/analog-vs-digital-audio-whats-the-difference