Un estudio reciente demostró que rodearte de personas pesimistas o que contradicen constantemente tus ideas tiene efectos negativos en tu cerebro, que pueden sumergirte en un estancamiento mental e incluso en cuadros de angustia y depresión.
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Esto se da por un efecto psicológico en el cual la mente, de manera natural, busca adaptarse al entorno que la rodea, sin hacer la distinción de si ese entorno es funcional, pues su necesidad primitiva es la de “subsistir”, sin preguntarse demasiado de qué manera. Así es como opera el sentido de pertenencia: la conciencia busca encajar en una sociedad con la cual pueda compartir identidad e intereses, ya que de no hacerlo, se percibiría como “segregada”.
La manera más tangible de ejemplificar esto es por medio de las ideas novedosas que surgen dentro de un grupo social y que en gran medida lo estructuran. Cuando tienes una idea novedosa y la gente la apoya, tu cerebro segrega endorfina y dopamina, las sustancias que generan sensación de bienestar y seguridad. Por el contrario, cuando esa idea es rechazada o negada por la mayoría de los que te rodean, se activa en tu cerebro un mecanismo de defensa ante el dolor y el rechazo que puede desembocar en dos posibles opciones:
1) Finges rechazar también tu idea para “quedar bien”, pero internamente continúas sintiéndote mal por el rechazo.
2) Involuntariamente tu cerebro cree que “reformula” la idea, y entonces te convences de que los demás tienen la razón.
Por desgracia, el estudio revela que la mayoría de las veces sucede la segunda opción sin que te des cuenta. ¿Esto qué significa? Que podrías estar perdiéndote de buenas ideas o propuestas, propias y originales, por el simple hecho de rodearte de gente poco propositiva o pesimista.
También hay que saber una cosa: no todos estarán de acuerdo con las nuevas ideas. Desde tiempos inmemoriales ha sucedido que la novedad asusta y es rechazada. Mucha gente está en contra de lo inexplorado porque no le da confianza ni seguridad y, en cambio, está a favor de la zona de confort y la certeza que no arriesga. Y por lo tanto, difícilmente evoluciona.
Como resulta muy difícil “alejarse” completamente de esa gente, ya que en el día a día habrá que convivir, lo mejor es tener bien claro lo anterior para poder combatirlo.
Hay que saber manejar esas sensaciones de dolor por el rechazo de las ideas y utilizarlas como combustible para avanzar. A eso se le conoce como canalizar: tomas un poco de la energía negativa, la conviertes en energía positiva y la trasladas hacia el lado contrario.
Fuente de Información: harmonia.la