Las encuestas señalan que el PP, unionista de momento, va perdiendo el apoyo electoral logrado en noviembre de 2011.
El PSOE pierde más aún, pero podría gobernar coaligado con partidos independentistas y comunistas, lo que permite imaginar un futuro de color rojo, y seguramente roto.
No se cumplirá el “prefiero una España roja antes que rota”, sino las dos situaciones simultáneamente. La frase era del monárquico José Calvo Sotelo, cuyo asesinato sirvió para justificar el levantamiento que inició la guerra civil.
Los partidos de izquierdas eran centralistas entonces, y sólo se aliaban con los nacionalismos para facilitarles reformas autonómicas muy moderadas.
Ahora es diferente: sumemos a los socialistas que proponen elección directa de sus dirigentes, algo similar a una ingobernable asamblea estudiantil, queriendo volver al poder unidos a los secesionistas, como hacen o esperan su rama catalana, la gallega, la valenciana y la vasca,
Añadamos Izquierda Unida, que quiere poder, con el PSOE en Andalucía, con el PP en Extremadura, con falangistas en algunos ayuntamientos: con quien sea.
La suma da el resultado de una encuesta de los valencianos de Compromís, satélite del expansionismo nacionalista catalán, que señala que ellos, con los socialistas el PSPV y Esquerra Unida, le arrebatarán el poder al bastante podrido Partido Popular en el País Valenciano.
Por eso, podría afirmarse que donde el PP ganaba con mayorías espectaculares, la corrupción de sus gobernantes nunca había hecho tanto para destruir una gran nación como España entregándole esa Comunidad al separatismo.
Fenómeno generalizado, además: la corrupción de tantos populares en distintas CC.AA. propicia la elección futura de una izquierda que quiere poder, aunque rompa España, apoyando los independentismos.
España roja y rota, gobernada por izquierdistas e independentistas que resultarán también corruptos, y que se apropiarán los últimos despojos.
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SALAS