Revista Política

Rolex

Publicado el 09 febrero 2016 por Alejandropumarino

Rolex

Muy pocas piezas alcanzan la categoría de leyenda. El Rolex Oyster Perpetual Day Date 40 es una de ellas. Se le conoce como el reloj de los presidentes. Ha vestido las muñecas de líderes mundiales y personajes legendarios. Desde Winston Churchill al general Dwight D. Eisenhower o Lyndon B. Johnson, el trigésimo sexto presidente de Estados Unidos. Aparte del béisbol, este modelo constituyó la única sintonía existente entre Ronald Reagan y Fidel Castro. No han sido los únicos famosos que lo han lucido. Martin Luther King, Warren Buffet o Toni, el personaje principal de la serie de mafiosos Los Soprano, han ayudado a hacer de este reloj un icono de nuestro tiempo.

Al alcance de muy pocas manos, Perodri, una de las joyerías más lujosas de España, ha organizado una gira que ha arrancado en Bilbao y pasará por Sevilla, A Coruña, Madrid, Barcelona y Girona antes de recalar en Marbella para mostrar el encanto de una pieza que marca las horas con estilo y ajena a todo tipo de tendencias.

Creado en 1956, aprovechó la última edición de la feria Baselwold, el salón mundial más importante de la industria relojera, para someterse a un ‘lifting’. No es que necesitara ponerse al día. Se trataba simplemente de garantizar la continuidad de «un rendimiento superlativo». El nuevo movimiento mecánico de cuerda automática se apoya en 14 patentes para ofrecer mejoras esenciales en materia de precisión, autonomía, resistencia a los golpes y al magnetismo, comodidad de uso y fiabilidad. La puesta a punto, certificada por el control oficial suizo de cronómetros, certifica requisitos de alta precisión dos veces más exigentes que los de un cronómetro oficial y reinventa el estatus instaurado por Rolex desde finales de los 50. Sin embargo, por encima de valores como la legibilidad y prestancia excepcionales, subyace el placer de sentir un reloj inmediatamente reconocible en la muñeca gracia a su emblemático brazalete ‘President’. Un nombre premonitorio para un símbolo de prestigio y poder por excelencia asociado a hombres que dejan huella.

Es igualmente, un símbolo de poder, de riqueza o de exclusividad, la derivada del poder adquisitivo preciso para una pieza de joyería que está al alcance de pocos bolsillos. Personalmente nuna tuve especial predilección por la marca ni el modelo, pero me sorprende verlo en la muñeca de un líder progresista y revolucionario como Fidel, que en la instantánea adjunta, da lumbre a un excelente habano. Se conoce que los líderes de izquierdas viven de sus contradicciones -ya nos lo dijo el Sr. Iglesias en repetidas ocasiones- y la información sobre el nivel de vida del líder cubano no concuerda con la austeridad necesaria impuesta a su pueblo, que no suele usar ese tipo de relojes ni de “palo”. En Cuba el clima es bueno y una forma de disfrutar la vida es sentarse a ver como discurre el tiempo debajo de un cocotero; lo malo es la escasez de recursos que restan alternativas a ese ejercicio contemplativo, que acaba por ser una imposición. Mientras los minutos que discurren se miden con precisión suiza por el Rolex que luce en la muñeca el dictador caribeño.


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