Revista Religión

Rollán en tiempos de guerra y en tiempos de franco (1936-1975)

Por Joseantoniobenito

ROLLÁN EN TIEMPOS DE GUERRA Y EN TIEMPOS DE FRANCO (1936-1975)

Mateo Martín Berrocal Rollán durante la guerra civil y la dictadura de Franco (1936-1975) Asociación Cultural “La Madroña”, Salamanca 2009, pp.242

Me lo leí el pasado octubre en el viaje relámpago a España. Las 14 horas de avión se me pasaron “volando”. Se trata de uno de los momentos más desgarradores de la historia de mi patria chica. Casi nadie se atrevía a afrontarlo y, por fin, un historiador, teólogo, vecino del pueblo, mi primo Mateo cumplió con el difícil cometido. Gracias, Mateo, por tu historia, que es la mía y que es la de nuestro Rollán. ¡Con qué santa indignación denuncias los atropellos y con qué tierna nostalgia te recreas en las costumbres y tradiciones!

Me he tragado y sorbido el libro porque lo siento mío y lo tomo casi como un manual litúrgico, memorial, celebratorio, pero desafío y anticipo de lo que no fue y debe ser: un mundo de paz y fraternidad, donde todo lo mejor de nuestra cultura sea el paradigma.

¡Qué triste tu denuncia: “Parece increíble que en un pequeño pueblo pudieran darse ejemplos de todos los hechos desgraciados que lleva consigo una guerra. Sí, en Rollán, además de represión, hambre, miedo y falta de libertad, hubo también: 6 jornaleros “paseados” por” (p.13 los falangistas y un cura “paseado por los rojos”, 4 prisioneros políticos condenados en Consejo de Guerra (1 de ellos condenado a muerte y fusilado a los pocos días), 10 soldados muertos en los distintos frentes de combate, 4 soldados mutilados de guerra, 1 solados prisioneros capturados durante una acción bélica, 10 mujeres a las que se les rapó la cabeza y se les dio a beber aceite de ricino”.  Te das por satisfecho con que alguno continúe tu labor historiográfica. Me parece poco. Hay que rescatar la realidad pasada para que nunca más vuelva a asomarse este jinete apocalíptico de la guerra y de la muerte. Necesitamos paz, vida.

Mateo, has recuperado del olvido a todas estas personas, aclarando situaciones, concretando hechos, reivindicando valores, aportando rostros perdidos de nuestra historia. Gracias, amigo. Que el Señor te dé salud y ánimo para seguir investigando y publicando. Recordar estos 40 años es volver a pasar por el corazón lo que constituye nuestro ser corporativo.

 


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