Revista Viajes

Roma, día 1: esquilino y laterano

Por Trotaburgos @trotaburgos

Roma: Día 1 Esquilino y Laterano

No es fácil meterse a la cama a las 23:30 y despertarse dos horas y media después, salvo que estés acostumbrado o tengas un plan de siesta preparado. Para nosotros no se da ninguno de los dos casos.
Nuestro avión sale a las 6:35, y los preparativos están ya reservados. Vamos desde Burgos directamente al parking de Barajas de larga distancia. El servicio es muy bueno. Se reserva antes, a nosotros por los seis día nos han cobrado 39,79. No tiene perdida y te dan las indicaciones para llegar en la página web. Dejamos el coche y nos subimos al servicio de autobús que nos trasladará a la Terminal 1.
El vuelo no tiene complicaciones y aterrizamos en Roma 10 min. antes de lo previsto. Lo único que nos supone un poco de retraso es la recogida de la maleta. Volamos con Ryanair y recomendamos embarcar pronto porque enseguida anuncian que no hay espacio en los porta-bolsos del avión y que los bultos que llevamos hay que embarcarlos en bodega.
Durante el vuelo nos ofrecen un servicio de autobús de la empresa Shuttle Bus para trasladarnos desde el aeropuerto hasta la Terminal de transporte de Termini en el centro de Roma. El precio son 4 € por viaje, no hay descuento por ida y vuelta, ni nos lo pensamos y compramos los tickets.
En el aeropuerto hay otro servicio de transporte de autobús que hace exactamente lo mismo y al mismo precio que te ofrece Ryanair. Hay alguna más, pero no hemos visto los mostradores.
En los 45 min. que nos dicen que va a tardar llegamos a Termini, la primera impresión es de una gran infraestructura moderna cargada de vida. No entramos, pero fuera la estación trasmite gran vitalidad.
Nos dirigimos hacia el bed&breakfast de Orfeo, en la calle Carlo Cattaneo 15. Nos reciben muy amablemente los dueños y nos instalamos en lo que será nuestro hogar en Roma los próximos días. La habitación está muy bien. Roberta, la dueña, nos explica pacientemente todo lo que podemos ver o considera obligatorio en esta ciudad. La oferta de alojamiento es muy grande en Roma, los hay para todos los bolsillos.
Nuestro plan es acceder a la zona sur de la ciudad, hacia los barrios de Esquilino y Laterano.

Teniendo tan sumamente cerca la Basílica de Santa María la Mayor, es lo primero que visitamos. Sencillamente espectacular. Sus obras, el artesonado del techo, el baldaquino, los mosaicos, etc. También existe una capilla denominada sixtina y aunque la vemos a través de unas rejas es muy impresionante. El conjuro monumental lo es. Una de las cosas que más nos llama la atención es la obra de taraceado de la cripta de la confesión, donde también existe una reliquia con los restos del pesebre donde nació Jesús. Esta debajo del altar mayor y es increíble la cantidad de tonos de mármol y la labor de precisión que se ha hecho ahí. Quizá es lo único que no se destaca, porque entre tanto arte es difícil resaltar, pero el conjunto de la basílica es precioso.

De nuevo en la calle damos la vuelta para ver la fachada trasera y el obelisco situado en la Plaza del Esquilino.
A partir de aquí seguimos recorriendo la zona, hacia Santa Prassede, con intención de recorrer lo que nos indica la guía hasta San Pietro in Vincoli. No recordábamos que los monumentos o iglesias, salvo algunas excepciones están cerrados entre las 12:00-12:30 y las 15:30-16:00, así que optamos por callejear y llegar hasta la plaza Vittorio Enmanuelle donde comemos para hacer tiempo hasta que se acerquen las horas de visita de las iglesias que queremos visitar.

El siguiente punto anotado en la guía es la heladería Fassi. Tiene la fama de tener los mejores helados de Roma y eso no lo podemos afirmar, lo cierto es que tienen una variedad enorme, no es caro y están buenísimos. El café es barato, un cortado nos cuesta 1€. Dejamos Fassi para continuar nuestra toma de contacto con Roma. Continuamos caminando hasta la Plaza de Porta Maggiriori. En este punto disfrutamos de las vistas de la Puerta Le Labicano y el tramo que nos acompañará de la muralla aureliana.

La Santa iglesia de la Santa Croce Gerusalem nos la encontramos cerrada, así que seguimos hacia San Giovani in Laterano, San Juan de Letrán, otra de las grandes basílicas que tiene Roma, entrando por la Porta Asinaria.
Se trata de la primera basílica cristiana de Roma. Es un edificio que nada mas acceder a él te deja sin palabras, por lo que te muestra y por la gran cantidad de arte que te rodea. En estos espacios uno se absorbe en la sensación de estar dentro de un museo, todo lo que te rodea es historia y patrimonio, es una visita obligada.

Cruzamos la calle para acceder a la Scala Sancta y el Sancta Santorum. En el caso de la escalera, se dice que son los escalones de la casa de Pilatos donde Jesús fue sentenciado, no se pueden pisar, así que los fieles tienen que subir de rodillas.
Aprovechando nuestra vuelta hacia el Esquilino no podemos evitar la tentación de acercarnos al Coliseo y observar esta gran obra.

Esta zona de la ciudad tiene tres monumentos que destacan sobre las demás: San Pietro in Vincoli donde podemos disfrutar, entre otras, obras del Moisés de Miguel Ángel y el relicario con las cadenas que tuvieron preso a San Pedro. San Martino ai Monti y Santa Prassede, aquí el conjunto de mosaicos nos lo referencian como uno de los más bonitos de Roma.

Después de una toma de contacto tan intensa y tras la ducha oportuna, comenzamos la búsqueda de un sitio para cenar. Roberta y su marido nos han ido recomendando diferentes lugares en diferentes emplazamientos para estos días. Comenzamos en el Alessio, en la Vía del Viminale 2, muy recomendable. Gran relación calidad precio y buen comienzo.

La audio guía de Roma que hemos llevado en el móvil nos ha sido de gran ayuda, es como llevar un guía personal. Recomendamos comprarla.


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