Nuevo Corviale, Roma. Arq: Ettore Maria Mazzola
Tras mi anterior "post", Roma metropolitana y suburbial, en el que imprudentemente comenté el proyecto que vemos en la imagen sin el debido trabajo y esfuerzo de comprensión del mismo, comenzó un apasionante debate protagonizado por este modesto "bloguero" y los autores del proyecto, incluido Mazzola.
Para que no os ocurra como a mi, aquí tenéis un enlace en el que ver un pdf que lo explica perfectamente: Proyecto en PDF.
Lo primero agradecer nuevamente a todos los que han querido plasmar su opinión y así defender su trabajo y punto de vista, espero no haber perjudicado su labor. En mi defensa diré, que en todo momento este blog advierte que plasma mi opinión personal y en mi perfil deja claro que soy un mero estudiante.
En defensa de mi profesorado:
Las acusaciones vertidas contra mi escuela y profesores, sin conocerlos, me parecen demasiado graves. La mayoría de ellos, siempre hay excepciones, han puesto por delante las virtudes y defectos de cada época y estilo arquitectónico, advirtiendo de los peligros que entrañan modelos como los de la Carta de Atenas, o el propio Corviale. Es más, en clase de proyectos y urbanismo he visto muchas posturas diferentes a la hora de plantear un proyecto y siempre han sido bienvenidas, mientras estas cumpliesen con su cometido, sin importar nada más.
Sin ir más lejos, ayer pudimos asistir a una charla de Léon Krier en la ETSAM, la cual fue recomendada también en mi escuela, llegándose a suspender una clase para que se pudiese acudir.
También quisiera defender mi capacidad cognitiva, pese a ser estudiante, no todo lo que me digan, escuche o lea, he de asimilarlo como una tabla de multiplicar, se discernir y quedarme con lo que me interesa.
Nuestras posturas en común:
Estaremos de acuerdo en que la arquitectura está en crisis. Los modelos anteriores del siglo XX o han fracasado, o son insostenibles, o ambos al tiempo. Por eso hoy debemos replantear hacia donde va la arquitectura, en especial el urbanismo, y qué podemos aportar a la sociedad como profesión capaz de condicionarla.
Yo escribí en su día en el "post" Utopías, lo siguiente: ¿Cómo han de ser las ciudades de hoy?
Ante todo, responder al lugar en el que se emplacen, por lo que nuestra ciudad deberá surgir del terreno y no ser impuesta a él.
Deberá dar servicio a una cultura establecida, no forzar hábitos de vida, sino ser diseñada en torno al carácter de la población del país en el que se encuentre.
Seguirán separándose los medios de transporte del tránsito peatonal, dedicando cada una de las vías a un tipo de vehículo y haciendo mínimo el contacto de coches y transeúntes.
Se atenderá a la escala humana como única posible, dejando la monumentalidad para edificios representativos. Hay que tener en cuenta que la percepción humana cambia si el habitante se encuentra caminando para comprar el periódico, o en coche en dirección al trabajo, por lo que las vías de alta capacidad permitirán secciones de mayor altura que las residenciales.
Se establecerán una serie de centros urbanos que den servicio público dotacional, formando un sistema policéntrico, lo que ayudará a la manutención de un mismo carácter urbano a todos los sectores de la ciudad y la no degradación de barrios en favor de otros.
No se podrían concebir grandes complejos de edificaciones, quedando los edificios limitados en tamaño y extensión, en favor de la pluralidad de diseño. Con esto, ayudaríamos a la confección de carácter propio de la ciudad y rechazaríamos la imagen de colmena. Cada habitante es diferente, por lo que sus casas son diferentes y personales, así pues han de serlo las calles, los jardines, los comercios, etc. Debe apostar por la vivienda en altura, pues la baja densidad es sinónimo de dependencia de coche, el cual tendría que llegar a ser prescindible, en favor del metro o el autobús. Han de servirse y servir a todas las localidades de sus alrededores, por lo que han de estar bien comunicadas y han de permitir la comunicación mediante transporte privado y público. Teniendo en cuenta que cuanto mejor sea el público, más será demandado. Y por último, deberán hacer participe a la ciudad de la naturaleza que les rodea. ¿Qué mejor parque que el diseñado por una divinidad?.
También he expresado mi admiración por la arquitectura vernácula, como en "Mundos paralelos en el norte de Navarra", en donde detallo cómo es la centenaria arquitectura pirenaica y el efecto que provoca. Y he criticado ejemplos como el de la imagen de Arizona (¿y quién no?).
Dicho esto, supongo que hasta aquí no encontraremos divergencia alguna en nuestros discursos.
Lo que nos separa:
Además de la evidente experiencia y que vuestra postura está definida tras años de trabajo y la mía aun está formándose, puedo sin embargo atreverme a rebatir ciertos puntos del trabajo que con tanta pasión venís haciendo.
La forma de proyectar, basada tanto en la experiencia "biológica" de crecimiento urbano tradicional, como en las matemáticas contemporáneas, nos muestra una forma de abordar un proyecto aunando las que consideráis mejores herramientas. Ambas son magníficas claro está, pero resulta contradictorio que se diseñe un urbanismo ex-nuovo y sin embargo se le prive de la arquitectura de hoy (que no es necesariamente mala). Es decir, pese a la apariencia de casco histórico, como es lógico y vemos a simple vista en las plantas, surgen mejoras sustanciales a ciertos problemas característicos de los centros urbanos, pero aun así se repiten otros.
Resulta desconcertante que la arquitectura nos haya castigado durante el siglo XX de tal manera, pero eso no nos debe hacer olvidar tampoco los buenos ejemplos, magistrales en muchos casos, de los que podemos aprender sin necesidad de olvidarlo todo en favor de la arquitectura vernácula. Esto incluye también las técnicas constructivas. Hoy en Nueva York encontrarás con pasmosa facilidad gente que te construya una estructura metálica, pero difícilmente un peón que te haga un muro de ladrillo. Por eso debemos también sacar provecho de los avances.
Mazzola habla que sostenible es construir con lo que tenemos a mano y que el transporte de materiales hace indefendible un discurso ecológico. Bien, sin embargo el trasporte de materiales es tan viejo como la propia arquitectura. No me refiero a las pirámides, sino a la arquitectura vernácula de mi Tudela natal. En una zona desértica como el valle del Ebro, la madera para la construcción debía ser transportada en "almadías" (seguir enlace) y sin embargo eso no hace menos adecuada la construcción en mi ciudad. Tan solo hemos de racionalizar los esfuerzos. Tal vez un producto elaborado a 500km de la obra en acero, sea más ecológico que desmotar una colina de arcilla próxima para hacer ladrillos, en vez de que esta proteja de los vientos del norte a nuestro proyecto. Todo está sujeto a estudio. También vemos ciertos detalles ornamentales en las magníficas acuarelas del Corviale, que parece no se ajustan a la economía y ecología.
Viendo este detalle de la planta del nuevo Corviale, parece que las viviendas que de ahí surjan, sufrirán de varias incomodidades: Las esquinas parecen no estar bien resueltas, necesitanto de espacios urbanísticamente muertos, o acumulación de escaleras. Además las calles transversales a las principales son de tal estrechez, que hará difícil la privacidad y ventilación de las habitaciones. Y algunas de las viviendas quedan condenadas a que su única iluminación sea a norte, o en su defecto a este-oeste con gran dificultad. Son problemas que ya sufren nuestros cascos históricos y que parece difícil de subsanar empleando este sistema.
En cuanto al lenguaje: Wright dijo en su día, que el Guggenheim era tan positivo, porque ningún otro edificio de Nueva York era igual, por eso destaca en Manhattan, por eso lo estudiamos hoy en día. De igual modo, los cascos históricos son tan impactantes, tan visitados y alabados, porque nos cuentan nuestra historia, nos dicen de donde venimos, cual es nuestra cultura y el resto de la ciudad no es igual. A mi me encanta perderme por cualquier ciudad bien urbanizada y tras salir del casco histórico, encontrar un espacio abierto que haga de colchón urbano (San Sebastián con el Bulebard, Pamplona con la Plaza del Castillo, o Barcelona con la plaza Catalunya), para después introducirme en el ensanche del XIX. Es una ciudad tan válida como la histórica, mantienen comercios y vitalidades distintas, pero perfectamente complementarias. Es la unión de todas ellas las que conforman una urbe. No puedo por tanto, dar por bueno una localidad edificada de manera completamente vernácula, en la que el centro verdaderamente histórico, quede difuminado entre un urbanismo tan posterior.
Tengo la sensación de que no he dicho todo cuanto había pensado y tal vez esté incompleto el comentario, pero lo cierto es que mi mente empieza a estar un tanto espesa. Como Ettore Maria me comenta y yo subscribo, este debate sería interesante que se trasladase a la comunidad estudiantil española, por ello os ofrezco compartir este proyecto en la página Proyectosinergias, de la que soy uno de los redactores y así poder aumentar este interesantísimo debate.
Un saludo a todos.