Revista Opinión
Roma ya no está en Roma, vivimos en un mundo globalizado y multilateral, en el que Zp ya no es tan tonto como parecía. Porque hubiera sido inútil peregrinar hasta Canosa, esa sacristía catedralicia y dejar al descubierto un flanco tan importante como Afganistán Hoy, y ahora, el auténtico emperador ya no está en Roma ni en Canosa, sino que duerme, al propio tiempo, en varias capitales del mundo, Whasington, Pekín, Berlin, París y Londres.De manera que no ha sido tan mal viaje como parecía ir desde Afganistán a Seul y hacer footing, por la mañana, junto a Cameron, mientras Rajoy se echaba de nuevo a dormir la siesta. Todo no está tan perdido como parecía y era mucho más importante neutralizar de nuevo a Soros y a sus otros tiburones cómplices, para que no acabaran de destruir nuestra Deuda soberana, que rendir una inútil pleitesía al Papa de Roma. No en vano Papandreu ha vuelto a ganar en Atenas, no todo está tan mal como parecía, es más, si la economía inicia su recuperación y eta hiciera, al fin, su última jugada, tal vez Arriola fracasara otra vez y yo no temería tanto por las medicinas que toma mi esposa.Porque el auténtico peligro es Rajoy, él y Cospedal ganan cientos de miles de euros, por los sueldos que la ultraderecha les pone, para que defiendan a muerte sus perversos intereses, pero es que, además, son, él, Registrador de la Propiedad, lo que le supone 3 o 4 millones de pesetas al mes, y ella, Abogada del Estado, el mejor de los cuerpos de élite de la Administración, o sea que lo tienen todo atado y bien atado, como dijo el viejo dictador.Es por eso que no entiendo a qué juegan todos esos tontos que se empeñan en no comprender que la avaricia y la ambición humanas no tienen límites. Para Rajoy y Cospedal, para Soraya Saez de Santamaria, para Rodrigo Rato y demás, para todos esos privilegiado que nos dominan, todos esos sueldos, que a nosotros nos parecen, más que soberbios, estratosféricos, no son más que el chocolate del loro, algo que a ellos les produce risa por lo insignificantes que son, porque su fuerza real está en las sociedades anónimas, cada uno de ellos forma parte, anónimamente, desde luego, de todas esas grandes compañías que todos los días nos asombran con la declaración de sus ganancias, por eso han ido privatizando las mejores empresas públicas de nuestro ahora empobrecido país, por eso, ahora, quieren privatizar totalmente nuestra sanidad, para que yo tenga que elegir entre ver como mi mujer se muere como un perro por falta de asistencia médica y farmacéutica, ya que su tratamiento importa varios cientos de miles de pesetas mensuales. o acabe de vender mi alma al Diablo por mucho menos aún que un miserable plato de lentejas.Y, mientras tanto, tengo que tolerar estoicamente que la señora que me vende el pan, por las mañanas, le diga al militronche retirado que espera tras de mí, “ánimo, Fulanito, que ya quedan 4 días para que gobiernen los nuestros”, mientras me mira desafiante y sonríe, porque por aquí, por estas ciudades de provincias, que son como pueblos, nos conocemos todos y, como me decía uno de esos gilipollas de izquierdas, que los hay a montones, todos sabemos ya de qué pie cojeamos, de tal modo que todos los que me conocen realmente saben cómo soy.Pero decía yo antes que Roma ya no está en Roma, que es mucho más importante para todos nosotros que los tiburones financieros no nos puedan morder, por lo que Zp hizo lo que debía yéndose a Afganistán y, luego, a Seul, a la cumbre del G20, enfundándose un chandal para salir a correr por la mañana como un presidente de gobierno más, porque lo que va a decidir, de verdad, nuestro futuro no se va a gestar en las vetustas sacristías de la viejas catedrales españolas sino en los modernos rascacielos de acero y de cristal y es allí donde hay que estar librando las batallas porque, si no lo hacemos, si los tiburones financieros que nos acechan huelen nuestra sangre, no tendrán piedad y se lanzarán sobre nuestra Deuda soberana y nos dejarán sin recursos para competir con los otros Estados en la producción de la riqueza que supone el bienestar de todos y no de esos pocos señores que ocupan los sillones de todas esas empresas que privatizaron Aznar y los suyos y que se entregaron a sí mismos, mediante sus compañeros de pupitre o de promoción.De modo que, para que nuestro desdichado país funcione como los demás, sólo falta que toda esa gente que se desanima porque la izquierda parece que hace lo que no debe comprenda que el mundo ha cambiado demasiado para seguir haciendo aquellas viejas políticas de siempre, ahora, hay que arriesgar lo suficiente para arrebatarle a la derecha todas sus banderas, la de la productividad, la de la libre empresa, la de la competencia en el orden internacional, porque un país autárquico ya no es viable en un mundo tan globalizado y multilateral, por eso hay que librar todas las batallas en los nuevos frentes, que no se hallan ya en las sacristías de las catedrales ni en ciudades como aquella histórica Canosa, en la que un emperador, desnudo y descalzo, fue a que el Papa le perdonara el pecado de habérsele opuesto. El mundo ha cambiado, está cambiando demasiado para que un Papa, viejo y obsoleto, venga ahora a decirnos a quien debemos elegir para que nos gobierne, a quién tenemos que votar en las próximas elecciones, porque, si lo admitimos, ya no tendremos nunca nada que hacer en este mundo de hoy, en el que todo se decide en los grandes rascacielos de acero y de cristal y no en las viejas y venerable catedrales.