Revista Comunicación
En una tarima con más de ocho músicos en escena y una corista, su respectivo trono y dos estatuas doradas de tigres alados, el cantante desató gritos ensordecedores mientras cantó una canción tras otra prácticamente sin respirar.Hombres y mujeres de todas las edades aplaudieron su trabajo.Así, entre canciones sobre infidelidades y la búsqueda del amor verdadero, pasó una noche donde Santos cantó un amplio repertorio de Aventura y muchas de su disco en solitario.