Revista Opinión

Romper el hechizo

Publicado el 03 diciembre 2010 por Hugo
Romper el hechizoHe aquí un acertijo: ¿en qué se parece su religión a una piscina? Y aquí está la respuesta: ambas son lo que en derecho se conoce como un peligro atrayente. La doctrina del peligro atrayente consiste en el principio de que la gente que da lugar en su propiedad a una situación peligrosa y seguramente muy atractiva para los niños, debe poner una señal de advertencia o tomar medidas más seguras para proteger a los niños del peligro de esa atracción (...) Los propietarios son considerados responsables de cualquier perjuicio causado cuando poseen objetos que puedan atraer a personas inocentes hacia el daño.
Aquellos que mantienen religiones y toman medidas para hacerlas más atractivas también deben ser considerados responsables de los daños causados a aquellas personas a las que han atraído y han cubierto con un manto de respetabilidad. Los defensores de la religión son rápidos cuando se trata de señalar que los terroristas tienen intereses políticos, no religiosos. Esto puede ser cierto en muchos casos, quizás en la mayoría de los casos, o incluso en todos (...) ¿Y qué? El terrorismo de Al Qaeda y de Hamas sigue siendo responsabilidad del islamismo, el bombardeo de clínicas de aborto sigue siendo responsabilidad del cristianismo, y las actividades asesinas de los extremistas hindúes siguen siendo responsabilidad del hinduismo.
Romper el hechizo
(...) Los musulmanes moderados deben ser considerados responsables de reformar su propia religión, pero eso significa que también debemos considerar a los cristianos, a los judíos, etc. moderados como responsables de todos los excesos de sus tradiciones (...) Cualquier persona religiosa que no está activa y públicamente involucrada en este esfuerzo está evadiendo un deber (...): el peligro atrayente está en el cristianismo, el islam, el judaísmo y el hinduísmo (por ejemplo), no sólo en sus sectas periféricas (...) Hasta tanto los sacerdotes, los rabinos, los imanes y sus rebaños condenen explícitamente por el nombre a los individuos y a las congregaciones peligrosos dentro de sus filas, todos son cómplices. Conozco a muchos cristianos que en privado se muestran asqueados por muchas de las palabras y los actos cometidos "en nombre de Jesús". Pero las expresiones de desaprobación frente a los amigos cercanos no son suficientes (...) Sólo los que están dentro de la comunidad religiosa pueden empezar a desmantelar efectivamente esta actitud profundamente inmoral, y los multiculturalistas que nos urgen a ser suaves con ellos exacerban el problema.

Daniel Dennett, Romper el hechizo. La religión como fenómeno natural, Katz, Madrid, 2007, pp. 346-349.

 


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