Demasiado tiempo he estado sentada en la sombra, pálidas se me han puesto las mejillas. Romper el molde de las costumbres, o morir de hambre a raíz de las esperas.
Puertas entreabiertas, sociedades tratando de encajar en pueblos poco estables de corazón, de risa, de orgullo. Sucumbidos en lo no descubierto y con menos sentido.
Ajena me es la burla de los hombres del presente, desconfiada soy del país de mis padres; que no hace poco me empujaron las ideas, y la confianza.
Por ahora deseo creer con toda mi voluntad, guardarme en imagen los buenos propósitos; soñar despierta y pretender amar.
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