Neonazis contra vietnamitas, en Melbourne (Australia). Con esta sencilla frase podemos englobar la temática de Romper Stomper.
Viéndola aprenderás cómo grabar sangrientas peleas multitudinarias. O cómo NO representar un tatuaje en el brazo de tu protagonista. Ah, y también averiguarás que darle a casi todo el metraje un tono azulado puede adormecer al espectador, aunque las imágenes mostradas sean cráneos y narices rotas. Eso sí, me gustó el montaje de la fiesta skin, la música encaja a la perfección.¿Argumento? Nulo. No puedo ser más específico. Se muestra la violencia por la violencia, sin trasfondo social, ni cultural, ni ideológico de ningún tipo. Presenciamos una oleada de odio irraccional y a un jovencísimo Russell Crowe, que tan solo gruñe y maldice (y eso que me flipa este tipo).
Inicialmente, promete emociones, pero a medida que transcurren los minutos queda patente que la historia no avanza hacia ningún lugar concreto. Las secuencias aleatorias se suceden, sin aportar interés a la trama. Por cierto, ¿el triángulo amoroso es el hilo conductor? Ahí lo dejo, a ver si alguien me puede resolver la duda.
Mi conclusión. Romper Stomper es, para muchos, una película de culto. Sin embargo, no deja de ser un filme mediocre -aunque con detalles interesantes-. Ni siquiera pienso que toque el tema de la violencia ideológica, ya que en ningún momento las ideas nacionalsocialistas son expuestas o defendidas por los protagonistas. No parece que crean en nada.
Cuidaos mucho, amiguitos.
