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Aunque queda algo lejos de los mejores títulos de animación de los últimos años (no por nada, sino porque el nivel es altísimo) se trata de una divertida comedia para toda la familia centrada en un chaval al que su padre le consigue un robot de compañía a bajo precio, el que puede permitirse, para que no se sienta el "bicho raro" de su clase. Como es lógico, este punto de partida da mucho juego porque permite explorar varios temas interesantes como el autoaprendizaje afectivo, las relaciones en edad escolar, los peligros a los que pueden llevar los excesos de la tecnología (la película está siempre desarrollada en tono amable, pero como adulto es preocupante ver que en realidad te están mostrando una distopía tecnológica en toda regla) o la amistad. Gracias al conseguido y muy expresivo diseño del robot (a pesar de que sólo es ojos y boca), al final lo mejor de la película es la relación de amistad entre Ron y Barney, que da pie a varias escenas realmente logradas. El resto es aceptable, con altibajos, con momentos de una comicidad algo forzada y que tiende a la caricatura, pero siempre tratando de entretenerte, con un tono amable y el objetivo de que te sientas mejor después de verla, que es algo que se agradece.