“Roncesvalles guarda memoria de gestas y cantares, del paso de viejas calzadas y peregrinos agotados en ruta a Compostela de reyes que alzaron hospitales, iglesias, claustros y capillas de hospitaleros que fueron y son sacramento de acogida del amor por su Señora de los valles vecinos, de su cofradía y de sus romeros, y de sus muchas cruces…”
“The death of Roland” Imagen del códice “Miroir Historial” de Vincent de Beauvais, Siglo XIII
¡Imaginemos!, verano del año 778 dC (S. VIII), un gran ejército cruza los Pirineos de regreso a Francia. A la cabeza el emperador de todos los francos, Carlomagno, y en la retaguardia, con unos 20.000 soldados, su sobrino el conde Roldán. Tan grande era el número de soldados que marchaban y tan pesada la carga que transportaban – iban cargados de las riquezas obtenidos en las ciudades que habían saqueado y también llevaban rehenes por los que tenían intención de pedir cuantiosos rescates- que la marcha resultó cuanto menos lenta y penosa, tanto que al parecer mientras Carlomagno ya descendía por el otro lado de la cordillera llegando a Aquitania, la retaguardia todavía se disponía a atravesar los puertos de montaña. Fue entonces cuando un grupo de guerreros emboscados, no se sabe a ciencia cierta quienes, atacaron la retaguardia. Las crónicas hablan de una fecha, el 15 de agosto de año 778 y se conoce como la primera derrota de Carlomagno.Alterada después, mitificada y transformada en epopeya épica por la “Chançon de Roland” (El Cantar de Roldán), aquella derrota se ha convertido en la leyenda más popular de Occidente.
Pero, antes hagamos un poco de historia… Hemos empezado por el final y ello requiere que nos situemos en el contexto histórico, presentemos a los personajes y el drama argumental que inspiró tan grande poema épico.
Roncesvalles, contexto histórico
Nos encontramos en el siglo VIII, en plena alta Edad Media europea, un época convulsa y en continuo cambio, en concreto en Hispania, un territorio completamente vertebrado en donde se mezclaban pueblos y creencias. Hagamos un breve repaso.
Presentemos primero a los visigodos. En el Siglo V, este pueblo del norte de Europa que había adquirido buena parte de las costumbres romanas, tras un pacto por el que les serían entregadas tierras en el sur de Francia y norte de Hispania a cambio de expulsar a los suevos, los vándalos y los alanos que se habían asentado en estos territorios Roma, entró en la Península Ibérica para expulsar a los enemigos de Roma. Tras el año 476, el vacío de poder en la Península Ibérica dejado por la caída del Imperio romano, fue cubierto por la monarquía visigoda (Maroto Fernández, José. Manual «Historia de España», Editorial: S.A. ALMADRABA. HERME),… Hasta que otros llegaron…
El rey visigodo Recaredo se convierte al catolicismo. Cuadro de Muñoz Degrain (1888).
Los visigodosdominaron la Península Ibérica durante más de tres siglos antes de ser vencidos y expulsados al norte. La invasión musulmana de la Península Ibérica se inició en el 711, tras la Batalla de Guadalete, año en que una expedición dirigida por Táriq ibn Ziyad, representante del califato Omeya, llegó con sus barcos y su ejército de bereberes hasta Gibraltar para apoyar a una parte de la nobleza visigoda que deseaba hacerse con el trono. Las huestes de Don Rodrigo fueron aplastadas, Táriq y sus hombres entraron en la Península Ibérica, y “clavaron el ataúd de los visigodos”.
La Marca Hispánica – SIX
En éstas estábamos mientras, un poco más al norte, Carlomagno (742?-814), rey de los francos, lombardos y emperador de Occidente, construía un gran imperio que abarcaba varios países de Europa occidental, incluida la Marca Hispánica, un conjunto de condados, dependientes del Imperio Carolingio, ubicado en los Pirineos y que servía de frontera defensiva entre el territorio franco y el de la España musulmana.
Roncesvalles, personajes y trama argumental
Según el historiador musulmán Ibn al-Athir, todo comenzó cuando en el año 777 unos embajadores musulmanes, representantes de los gobernadores (valis) Sulayman ben al-Arabi de Barcelona, Husain de Zaragoza y Abu Taur de Huesca, se presentaron ante del rey Carlomagno Paderborn para establecer una alianza militar frente al emir de Córdoba, Abderramán I (príncipe de la dinastía omeya que tras diversos azares se convirtió en el primer emir independiente de Córdoba en el 756), cuyo centralismo amenazaba su autonomía. Carlomagno, que a cambio de su ayuda solicitó la cesión de Zaragoza desde donde se organizaría la ofensiva contra el Emirato, vio la oportunidad perfecta para liberar a los cristianos que vivían en tierras del Islam y, de paso, extender su dominio sobre el antiguo reino visigodo hispánico.
Retrato de Carlomagno, por Alberto Durero. Se pintó varios siglos tras su muerte; el escudo de armas situado encima de su cabeza muestra el águila alemana y la flor de lis francesa
Así nos narra la entrada de Carlomagno en España una nota escrita en alfabeto visigodo hallada en un manuscrito en San Millán de la Cogolla:
“En el año 778, el rey Carlos vino a Zaragoza: tenía en ese momento doce sobrinos y cada uno de ellos contaba con tres mil caballeros armados; entre ellos se puede mencionar a: Roldán, Bertrand, Ogier el de la espada corta, Guillermo el de la nariz corta, Olivier y el obispo Turpín. Cada uno de ellos acompañaba junto a su séquito al rey durante un mes del año”
Roncesvalles, la traición
Carlomagno, junto con las fuerzas del valí de Barcelona, avanzó hacia Zaragoza pero, en contra de lo que esperaba, el gobernador de dicha ciudad, Al-Husain ibn Hubada, le traicionó: cambió de opinión y decidió resistir en el interior de sus murallas. Carlomagno, ante ello, decidió asediar la ciudad, pero meses más tarde, al recibir noticia del ataque sajón en la frontera norte de su reino, decidió retirarse. A su paso porPamplona se encontró con el mismo “recibiento”, pero esta vez “preso de rabia” atacó, destruyó sus murallas y saqueo sus tesoros.
Pamplona asediada por el ejército de Carlomagno. Miniatura de L’entrée d’Espagne, de mediados del siglo XIV. Biblioteca Marciana de Venecia. La leyenda dice que Pamplona detuvo a Carlomagno tres meses ante sus murallas; pero, como pasó en Jericó, éstas se derrumbaron cuando imploró la ayuda de Cristo y del apóstol Santiago.
Y ya llegamos, como en un bucle, a la historia que nos ocupa. A ocho kilómetros de la frontera, cerca del río Urrobi, supuestamente en un pueblecito llamado Roncesvalles, nuestro héroe épico, Roldán, encontró la muerte tras sufrir una emboscada no se sabe bien si por parte de los vascones o, como cuenta el cantar, por parte de musulmanes. A pesar de la derrota, -si bien paradójicamente la batalla no tuvo nada de épica, sino que en realidad no fue más que una refriega con dardos, piedras y contando el enemigo con un armamento bastante inferior al franco- aún así, esta campaña se recordaría en todos los cantares de gesta de la época.
Este primer contratiempo del emperador Carlomagno no ha de empequeñecer el hecho de que su reinado sentará las bases de la futura Europa Occidental de la Edad Media. Estableció el Sacro Imperio Romano Germánico bajo la dinastía sajona, fundando las monarquías francesas y alemana. En efecto, podría considerársele como el padre de Europa.
Roncesvalles, el Cantar
Aquellos acontecimientos fueron la base para la inspiración de los juglares que cantaron por toda Europa tan singular batalla. A mediados del siglo XI estas composiciones se reunirían en un cantar. El “Cantar de Roldán“ es considerado el más importante poema de la épica medieval francesa, y que sería el origen de un enorme ciclo épico en toda Europa.
Batalla de Roncesvalles (778). Muerte de Roldán. Carlomagno encuentra el cadáver de Roldán tras la emboscada a su retaguardia. Miniatura de las Grandes Crónicas de Francia, ilustradas por Jean Fouquet, Tours, hacia 1455-1460.
Aquellos acontecimientos fueron la base para la inspiración de los juglares que cantaron por toda Europa tan singular batalla. A mediados del siglo XI estas composiciones se reunirían en un cantar. El “Cantar de Roldán“ es considerado el más importante poema de la épica medieval francesa, y que sería el origen de un enorme ciclo épico en toda Europa.
El Cantar de Roldán tuvo una clara intención de propaganda para incentivar la presencia de los franceses en la Reconquista de la Península. Roldán debía ser vengado, y Zaragoza debía tomarse para cumplir con el deseo de Carlomagno. En 1118, muchos caballeros franceses acudieron para ayudar en la conquista de Zaragoza y arrebatársela a los musulmanes.
El duque Guillermo IX de Aquitania y el conde Gastón de Bearn, combatieron en la batalla de Cutanda en Teruel en el año 1120, al frente de 600 caballeros franceses, apoyando a Alfonso I de Aragón. Todos ellos tenían en su mente a Roldán y a los caídos en Roncesvalles.No podemos afirmar con exactitud que Roncesvalles sea o no el lugar exacto del Cantar de Roldán, lo que sí es cierto es pasaría a la leyenda y que, gracias a ello, se convertiría en el primer lugar de descanso tras cruzar los Pirineos franceses, donde los peregrinos comienzan su camino hacia Santiago de Compostela.
Autor: Eva Alberola para revistadehistoria.es desde https://unaderomanos.wordpress.com/
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778 Roncesvalles e os vascóns
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