Roomba tiene un plan para conseguir que la aspiradora más famosa del mundo, la suya, pueda no solo encargarse de limpiar o fregar los suelos de casa sino arreglar nuestro jardín. El problema al que se enfrentan a nivel tecnológico es cómo delimitar la zona de trabajo. Y han pensado en balizas de radiofrecuencia.
Pero en esa implementación se han encontrado con un poderoso “enemigo”: los astrónomos. LaNational Radio Astronomy Observatory (NRAO) está intentando que la FCC no de la aprobación a Roomba para implementar una red de transmisores que ayuden a sus robots a conocer el entorno por donde han de moverse por una razón principal: parte del espectro que quieren usar es para ellos clave para inspeccionar el espacio en busca de nuevos cuerpos celestes.
Metanol contra Roomba, asalto uno
Para crear el sistema que tiene planeado para su nuevo robot de jardín, Roomba necesita la aprobación de la FCC de manera que se asegure que el sistema no interfiere con sistemas actuales como los GPS o los móviles. Su solicitud incluye el margen de frecuencias entre 6240 y 6740 MHz. Y el problema está en que el metanol es escudriñado por los telescopios buscando en la frecuencia concreta de 6.66852 GHz.
Los argumentos de defensa de cada parte están claros: la NRAO quiere que esa frecuencia sea protegida mientras que desde Roomba afirman que el margen de unos 20 kilómetros hasta cualquier centro con telescopios es suficiente. También defienden que indicarían claramente que el uso de su nueva aspiradora de exterior sería solo residencial y alejado de centros astronómicos. La NRAO pide que sean al menos 90 kilómetros la distancia que separe cualquier aspiradora nueva de los telescopios de sus socios, lo que limitaría bastante la comercialización del producto.