Un dormitorio tiene que ser suficientemente fresco para dormir y en algunos climas húmedos es difícil garantizar el confort. Hay que conseguir un ambiente tranquilo y que circule bien el aire. Debajo, la cama tiene que estar libre para no aumentar el calor y el polvo. Las alfombras no tienen por qué ser demasiado cálidas y no tienen que desprender olores.
En cuanto a la ropa de cama para un dormitorio relajante, las sábanas deberían ser de algodón o lino, en blanco o tonos neutros y no tienen que tocar el suelo para no acumular polvo. Es fundamental que la cama tenga varias capas para disfrutar de un buen descanso y como ocurre con la ropa con la que nos vestimos, poder añadir diferentes piezas cuando bajan las temperaturas. Dormir envueltos en sábanas es reconfortante y más si son de lino, ya que nos proporcionan frescura al tacto, siendo el mejor tejido para cuando hace calor.
Conviene limitar el número de almohadones y cojines para evitar la sensación de pesadez.
Foto: Tocat pel Vent