Rosa Díez demostró ayer que tiene muchos seguidores en Sevilla y que podría obtener un gran éxito si su partido, UPyD, se presentar en estas tierras andaluzas.
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Rosa abarrotó, con más de 600 personas, muchas de ellas sin asiento, un salón de conferencias difícil de llenar en Sevilla. Dentro del ciclo de las charlas del periódico "El Mundo", hizo un análisis desgarrador del bipartidismo, puso de manifiesto los daños causados a España por la partitocracia y presentó ante la audiencia a los dos grandes partidos españoles como dos grupos corrompidos, sin capacidad alguna para solucionar los problemas de España y que se ponen de acuerdo en defender siempre los privilegios de la casta y los pilares de un sistema injusto que es digno de rechazo.
La diputada en el Congreso por UPyD explicó ante el público que la democracia es un contrato entre los ciudadanos y sus representantes, contrato que los partidos políticos españoles incumplen, que la dictadura de partidos, sin ciudadanos, existente en España es despreciable y que lo importante en democracia no es votar, sino elegir. Con una palabra fresca y didáctica, supo demostrar que el PSOE y el PP tienen más interés en conservar su poder que en acabar con las injusticias, desequilibrios y problemas que están convirtiendo a España en un país desgraciado e inviable.
Las encuestas otorgan a Rosa Díez posibilidades reales en Sevilla, algo que ayer quedó demostrado en una conferencia donde fue interrumpida decenas de veces con aplausos. La audiencia, que no estaba integrada, como suele ocurrir cuando habla un político, por cargos de su partidos, estaba llena de líderes de opinión y de personas con cierto liderazgo en la sociedad, como profesores universitarios, profesionales destacados, periodistas y, sobre todo, muchos jóvenes.
Si algo quedó claro anoche en Sevilla es que existe un fuerte foco en la sociedad que desea un cambio que acabe con la decadencia y la postración al que nos han llevado los grandes partidos y su sucio bipartidismo antidemocrático y sin ciudadanos, un anhelo cargado de desprecio hacia los privilegios y prebendas de una "casta" política inepta, corrupta e injustamente apalancada en el poder, consciente de que estar en el gobierno o estar en la oposición siempre significa vivir espléndidamente de lo público y repartirse el poder.